Desprendimiento(s)

¿Quién entiende esta imagen? ¿Quién la puede explicar?

Nada más quien haya estado allí, justo en ese momento. Quien pueda entender todo lo que vemos y sentimos cuando vemos esta foto.

Mucho trabajo compartido. Con nuestro estilo. Luego entonces: mucha sabia alegría de estar ahí, en el juego de la vida. Como Chorcha Chillys Willys. Una decisión.

Para alcanzar la buena vida como feministas radicales.

Desde nuestra situación y condición. Pobres, obedientes y sadeanas. Un asunto más que nada de libertad. Libertad real en el mundo real. Según hemos aprendido en Sor Juana y Graciela Hierro, por ejemplo. Ser felices en el aprendizaje permanente de estar en la vida. Construyéndonos de modo raro, fuera de la norma. Porque la norma es menos libre.

Claro. Mucho de esto se entiende mejor si vienes leyendo esta blog de abajo-antes para arriba-ahora. Si no, ten un poco de paciencia y verás de qué se trata.

Hace ya más de diez años -- al trabajar como Coreografía de Género y Sociocultura junto con Graciela Hierro, Márgara Millán y un grupo de feministas universitarias, todo de acuerdo al impulso que nos dio el trabajo en grupo con Amalia Fisher, Francesca Gargallo, Ximena Bedregal, Rosario Galo Moya Pantoja y Rosa Rojas, más la colaboración informativa existencial con Kathrin Wildner -- nos propusimos tomar un objeto de estudio tan amplio como fuera posible y próximo al lugar donde vivimos, la ciudad de México. Amplio, para poner en acción la transdisciplina y el estudio de sistemas de alta complejidad; y próximo, para que no fuera sólo un estudio narcisista de nuestro entorno, para marcar un cierto alejamiento, a fin de conservar la mayor objetividad posible. Imposible pensar en un sitio fuera de la república mexicana, nuestra economía no lo permite. Pero gracias a esta pobreza franciscana podemos conservar nuestra independencia y autonomía. Tampoco un lugar relativamente próximo como Puebla o Tlaxcala, pues la proximidad confunde diferencias.

Por eso y muchas otras razones elegimos el valle central de Oaxaca. Fue una bella decisión.

Nos propusimos estudiar todo lo que nos fuera posible. Todo, sin distinciones. Desde la superficie inmediata del mundo turístico hasta la historia real de los antiguos zapotecas. Desde el principio nos planteamos fijar nuestro interés en todo. Para que con el estudio y la frecuencia de nuestras visitas, lograramos ingresar hasta la vida cotidiana de alguna comunidad concreta. Y todo eso ya pasó. Ha sido cumplido.

El contenido de esta blog expresa la etapa final. Los últimos dos años. Pero antes hay ocho años de trabajo. Nuestro modo de organizar el trabajo de investigación básico fue a través de la realización de prácticas profesionales de campo con estudiantes de comunicación y gastronomía. De tal modo pudimos financiar nuestras actividades y recibir el apoyo de más personas y puntos de vista.

Los resultados han sido buenos. Muy buenos. Sin embargo, lo que estudiamos y aprendimos sobre la vida del valle central y Oaxaca no siempre ha sido bueno. De tal forma predijimos y vimos ocurrir el desastre político de este año. No hubo modo de hacer algo para evitarlo, pero intentamos todas las vías que consideramos razonables; depués de todo, no pertenecemos a ninguno de los grupos políticos allí en pugna, ni queremos intervenir en la historia desde la acción de esa política de segunda, la de los machos guerrilleros y los burócratas gobernantes. Así concluimos que el estado entero está en situación subdesarrollada dentro de la condición subdesarrollada del país entero. Subdesarrollo, no miseria. Falta de educación y falta de miras, carencia de efectividad para actuar en el presente. Un problema nacional; pero que en Oaxaca toma proporciones inquietantes. Pues Oaxaca, ahora se ve, fue una parte muy importante dentro de la maquinaria injusta con que gobernó el PRI entre 1950 y 1975. Un estado intencionalmente conservado en el retraso y la ignorancia, para poder explotar de mil y un maneras salvajes el trabajo de sus habitantes, que así, poco a poco, se han ido yendo a ser sobreexplotados en los EUA.

Y por el otro lado está la inmensa sociocultura oaxaqueña. Un acontecimiento crucial para la historia y el ser de México, tal como pensamos desde el principio.

Pero después de leer estelas zapotecas y reconocer la equidad de género durante el período clásico (400-800), lo mismo que estudiar la situación laboral y existencial de las meseras de los restaurantes de la Plaza Mayor o los de la gente que trabaja en el Mercado 20 de Noviembre, el mercado de las comidas. Y muchas otras cuestiones. Hemos llegado al final. Es tiempo de desprendernos del valle central de Oaxaca.

De aquí en adelante intentaremos explicar por qué.