Un texto de-generado. Quiere tratar de todo. Absolutamente de todo. Cosa insual. Un experimento. Un modo Chillys Willys de emplear este medio de comunicación. El medio eléctrico. Desde lo subalterno, desde los márgenes. Desde el afuera contracultural posible. Sobre el valle Central de Oaxaca y su sociocultura, teniendo como centro de interés la comunidad de Santo Tomás Jalieza. Ciencia(s) de la comunicación. Gastronomía histórica. Información. Entretenimiento. Ficción.

Tuesday, September 27, 2005

Foto 09

(NUEVE)

Vayamos ahora con este Informe hacia un tema que le interesa de forma muy especial a la Chorcha Chillys Willys… La gastronomía.

Más en concreto, la historia de la gastronomía mexicana, y en especial la del valle central de Oaxaca…

Al ingresar en la gran cuestión gastronómica, comenzamos a marcar dentro de estas entregas el carácter muy amplio de nuestra indagación, pues nos mueve la voluntad de querer saberlo todo. Por eso cuesta trabajo saber con exactitud de qué escribir para llegar lo más pronto posible a pensar en todo. Si de veras se puede tanto. Y entonces la comida, por ser en verdad lo más general y común, al mismo tiempo que lo más necesario para la vida, constituye un buen camino para comenzar a pensar en todo, creemos nosotras.

Desde que comenzamos nuestro trabajo como equipo de investigación en ciencia de la comunicación, las tres Chillys Willys decidimos tomar como objeto de estudio permanente la cuestión gastronómica: los alimentos, las cocinas y la ciencia y arte de la gastronomía. Lo hacemos así por razones epistémicas y heurísticas, es decir razones científico-lógicas; pero también por razones éticas y estéticas. Comer es algo esencial para todo mundo. Y algo que, generalmente, en privado, en el interior del hogar patriarcal, tiene que ver con el trabajo y la responsabilidad de las mujeres; pero que, en público, en los restaurantes y las grandes cocinas, tiene que ver más que nada con los varones. Algo donde se puede ver, nombrar y criticar la distinción de género falogocéntrica sobre el ser de las comidas.

En tanto el acto de comer es algo sobre-determinante para la existencia humana, se le puede considerar como un rasgo de origen animal, biológico, pero que se transforma en forma sustancial con la historia humana, pues, así, comer deviene una cuestión del espíritu, una cuestión de la cultura. Conocimiento y vida material concreta. La cocina de los seres humanos. Diferencia y desconstrucción del instinto y el esquema animal, transformación radical de lo natural, artificio completo. Nuestro modo de comer nos humaniza, produce en buena parte la autopoiesis de la especie. Lo mismo que opera como contradicción de lo mismo en sí mismo –como diría la filosofía medieval. Muestra el lado oscuro del deseo y el objeto de todo sujeto.

El acto animal de comer, la especie humana lo ha convertido en un acto por completo humano, diferente, es decir nada animal, sin animal, comer, según el proyecto humano. La cuestión gastronómica.

Espiritualidad y sociedad.

Saber comer bien es tan importante como saber distinguir en lógica entre particulares y universales, o es tan decisivo como poder convertir en curvas logarítmicas las series de números aleatorios que produce un sistema de análisis prospectivo de ritmos y tendencias; la cuestión de la comida –como diría la filosofía existencial--: marca de modo fuerte el sentido material de la existencia humana en y para sí… Lo marca tanto o más que levantarse a caminar en dos patas o dominar los movimientos de la mano a través del dedo pulgar, ya que estas dos acciones, cuando se les analiza bien, muy bien parecen depender de cuestiones alimentarias para ocurrir tal como lo hicieron, son efectos de cambios alimentarios de la especie humana.

Tiene toda la razón Anthelme Brillat-Savarin: somos lo que comemos.

Si como demanda la filosofía clásica, nos tenemos que conocer a nosotro/as mismo/as para resolver el sentido de la vida, la comida es un magnífico punto de partida y un permanente punto de apoyo para hacerlo en forma realista. Conocernos como lo que en verdad somos, seres que tienen que comer para estar aquí.

El acto de comer humano funda mucho de lo real de la realidad misma donde existimos. Nuestro ser fundamental, que es en esencia físico, para conocerse de verdad, tiene que incluir en su saber lo alimentario, el fundamento material histórico de la existencia material concreta, la cuestión de la comida, que, entonces, a través de la reflexión crítica positiva, universitaria, deviene el discurso multi-disciplinario de la gastronomía. Pensar en cómo saber comer mejor. Para vivir mejor. Y de ahí, todo lo demás de estar ahí, en la vida real, existiendo, donde cada quien se muere sólo para sí, los demás no lo ven ni pueden sentir que muere así, de ahí el duelo interminable, la indeterminación abierta…

Filosofía. Comer. Antropología. Comer. Pensar así en todo. Como comer. Especialmente aquí, entonces. Donde de muchas maneras quisiéramos estar escribiendo una auténtica historia de la gastronomía mexicana, como tratamos de hacer desde hace más de quince años. Para con ello tratar de pensar de verdad en todo y alcanzar la plena ilustración planteada hace ya más de dos siglos por Emmanuel Kant.

Ciencia y arte. Y más que eso. Porque esto va por una deriva que se desea feminista radical.

Gastronomía.

Una ciencia y arte, hasta cierto punto, nueva todavía. Aunque comer sea más antiguo que la humanidad entera. Pues la gastronomía, en tanto que tal, es decir la gastronomía en sí, ciencia y arte del buen comer humano, que es el comienzo del buen vivir planteado por Graciela Hierro, es una ciencia contemporánea que fue construida como el programa de una constelación discursiva positiva durante el siglo de las luces de Occidente, el XVIII; y, por supuesto, ello ocurrió básicamente en lo que hoy es Francia, aunque tratando de entender de verdad lo que era vivir como un burgués de Inglaterra. Allí mismo, pero durante el siglo siguiente, el de las tinieblas del terror con rayos de libertad infinita del romanticismo internacionalista, la gastronomía se auto-constituyó en lo que ahora todavía es, una vez convertida en una gran cuestión internacional e internacionalista. Una ciencia como la ingeniería y un arte como la arquitectura. La gastronomía: saber comer, saber cocinar y saber pensar lo que ello significa para la existencia humana, cosa válida tanto en lo que respecta a la trama de la historia entera de la humanidad como en lo estrictamente referente al momento concreto inmediato de cada individuo existente actual. Comer y saber comer para comer mejor y saber de verdad qué es lo mejor para todo mundo.

Programa democrático.

De manera que no puede haber una auténtica antropología o etnología sin incluir la reflexión gastronómica en su interior epistémico ontológico, no hay conocimiento real sin querer entender a los seres humanos implica tener que conocer lo que comen, el modo como lo cocinan y lo que piensan sobre todo ello, su explicación y justificación de la necesidad de comer. Porque todos los seres humanos comen y han comido, de otra manera no hubieran existido. Comer y no-comer son algo que nos marca a todo mundo, sin excepción.

Nuestro tema para llegar al tema donde vamos, la gastronomía como historia de la cocina mexicana, tomando como paradigma para el análisis psicosemiótico la praxis actual del valle central de Oaxaca, con Jalieza como centro de operaciones nuestro.

Por eso, para tratar de pensar con algún control esa cuestión tan amplia, nosotras tres hace un tiempo elegimos visitar y estudiar el valle central de Oaxaca como objeto de estudio. Desde esa experiencia común tratamos de construir una historia de la gastronomía mexicana.

Resulta de veras muy difícil pensar en Oaxaca sin tener que pensar en la comida de Oaxaca, en todo aquello que es posible comer hoy día en Oaxaca. Comenzando, por ejemplo, en las hamburguesas y hot-dog de los dos puestos de la plaza mayor de su ciudad capital, hasta acceder a la ingesta de insectos de colores y patas plegables que una creía sólo servían de pretexto para los documentales lujuriosos de Discovery Chanel.

Cuesta mucho trabajo pensar en una Oaxaca sin chocolate de agua, sin mole negro, sin tlayudas de chorizo y tasajo y sin chapulines tostados, cuando menos. Y en el valle central, como luego hemos ido descubriendo, resulta posible comer la cocina de prácticamente todo el estado, que son, sin duda, mucho más que sólo siete regiones las que traman y configuran el gran tapiz de la cocina oaxaqueña actual. Aunque, bueno, la cocina del valle central es realmente amplia y va de lo más sencillo a lo más complejo, cubriendo con creces todo el espectro de la res coquinaria.

Desde el principio, junto con el interés por el barroco y lo prehispánico, lo mismo que por los amores de Andrés Henestrosa y los viajes de Diego y Frida, nos interesó estudiar la cocina de Oaxaca. Y en ello hemos ido concentrando nuestro interés feminista radical. Porque la cocina en Oaxaca es una cosa todavía más que nada de mujeres, incluida la venta de barbacoa de chivo enchilado y de tacos de lo que sea en los tianguis más importantes.

Sin embargo, tramar de verdad un discurso gastronómico resulta un trabajo de escritura difícil, complicado, nada fácil de alcanzar por completo. Se trata de ir por la comida al pensar de todo en todo, o sea, El Aleph de Borges. Porque, para ello, hay que inventar una nueva escritura, más allá de las recetas y las anécdotas, más allá de los gourmets y las finanzas, lo mismo que más allá de los archivos y la arqueología, y más allá de los vicios públicos y virtudes privadas del orden simbólico mexicano. Una escritura donde historia y comida no se separan. Una escritura imposible, donde decir la manzana deja comer la manzana y quita el hambre de comer manzana.

Digámoslo desde ahora. Todavía cuesta un esfuerzo especial la producción de un auténtico discurso gastronómico, hay que retorcer con mucho cuidado estas letras y su linealidad abstracta. Todavía el discurso gastronómico no puede ser una escritura automática, un género claro y sencillo. Todavía la forma y el contenido de este discurso se encuentran abiertos a debate, pueden ser de otra manera, aunque el discurso en y para sí tenga siempre que ver con ingredientes, utensilios y técnicas de cocina para saber confeccionar las recetas. La gastronomía actual demanda un discurso muy exigente sobre la objetividad y situación historiográfica de sus enunciados y planteamientos, lo mismo que en exposición argumental y composición o montaje del texto como objeto estético. Hay que pensar con mucho cuidado y operar con más cuidado durante la exposición del discurso gastronómico, es decir la puesta en escena del texto propio de esta ciencia y arte en realidad tan moderna. La gastronomía que hoy día se puede enseñar y aprender como una ciencia universitaria, una ciencia de marcado carácter humanista. Y nosotras creemos que, en tal caso, aún estamos muy lejos de ello, aún estamos muy pero muy lejos de siquiera poder atrevernos a intentar un auténtico borrador de esa historia que queremos escribir. Todavía hoy no podemos poner en escena lo absolutamente necesario para efectivamente configurar un discurso sobre la gastronomía de Oaxaca, más especialmente de la gastronomía propia de Santo Tomás Jalieza. Sólo podemos desearlo y convocarlo, trabajarlo desde afuera, desde la pre-producción, que, ya entonces, es este texto, muy especialmente en este segmento o entrega. La Número Nueve. Un informe difuso y poco claro, es cierto, tal como muchas amables personas lectoras nos han hecho saber; pero, al fin y al cabo, un informe que no puede ser de otra manera si quiere ser cierto. Porque la verdad es que apenas estamos comenzando a entender por dónde debe ir nuestra indagación sobre Oaxaca y Jalieza y qué sí y qué no es necesario incluir en la exposición, porque todavía no podemos aportar, por ejemplo, las debidas imágenes visuales sobre la comida de Oaxaca y sus historias. Todavía nos falta reunir mucha información sobre este tema. Pero no podemos dejar de escribir sobre ello, aunque sea de este modo transbarroco, difuso y disperso, de nuestro Informe sobre Oaxaca y Jalieza. Nos falta “producción” para conseguir presentar esta escritura tal como deseamos por este medio -- que la sublima y supera, la comunicación por la red cibernética, La Internet. También, por dar otro ejemplo: todavía no podemos dar recetas claras de platillos concretos, ni podemos esquematizar las técnicas de cocina necesarias para producirlos. Estamos todavía bien lejos de eso, si lo queremos hacer de verdad bien, es decir, en forma gastronómica. Apenas comenzamos a ver por dónde hay que situarnos para aprender bien todo eso y luego transmitirlo con exactitud gastronómica de acuerdo al ser de esta ciencia-arte hoy día.

Nuestras condiciones de investigación quieren ser rigurosas, objetivas… y esto de tomar notas sobre las técnicas y recetas de la cocina de Oaxaca es imposible hacerlo bien nada más de buenas a primeras, resulta necesario conocer de antemano la sociocultura y la historia de todo lo que se quiere describir, entrar en contexto y todo eso… y en ello estamos nosotras apenas al principio del principio del principio. Así que, por favor, paciencia. Caminando como vamos creemos llegar al fin a la meta que nos proponemos. Presentamos este Informe para comenzar a tramar el ingreso en esa investigación, que aquí planeamos ya con ustedes, quienes reciben y leen estos fragmentos de información, quienes nos piden aclarar detalles o mejoras concretas en la exposición.

Apenas estamos comenzando a identificar con cuidado los ingredientes y los platillos y a coleccionar información sobre técnicas y recetas concretas, apenas estamos comenzando a identificar el sistema de técnicas de acción coquinaria propias de la cocina oaxaqueña, algo todavía imposible de establecer con exactitud en términos historiográficos, y por eso apenas estamos comenzando a identificar los ingredientes y sus sabores, texturas, apariencias y olores, lo mismo que los lugares concretos y las micro-regiones culinarias. Y así sucesivamente.

No podemos escribir lo que quisiéramos poder estar escribiendo ahora. Necesitamos esperar más tiempo para conseguirlo. Nos faltan más experiencias de campo, más información. Apenas comenzamos a entrar en contacto con la comida de la vida cotidiana de Jalieza, que no parece ser exactamente una de las cocinas más comunes del valle central. Tendremos que investigar más y con más cuidado. Paso por paso y de visita en visita, de acuerdo a nuestras posibilidades. Con parsimonia, sin prisa. Porque todavía necesitamos pasar mucho tiempo más por allá, centrando ya nuestro interés en la gastronomía de Oaxaca desde la cocina “rara” de Jalieza, para desde ahí desconstruir su pasado, presente y porvenir, su significado internacional, y hacer un relato historiográfico de ello con perspectiva libertaria.

Pero lo que no podemos dejar de hacer ya es comenzar a informar sobre el proceso en que nos encontramos, pues consideramos que resulta importante en muchos sentidos.

Por eso, en esta novena entrega de este Informe -- que ya opera como prólogo para las ocho entregas interiores -- donde queremos aproximarnos -- aunque sea un poco -- a la cuestión gastronómica -- únicamente incluimos una sola imagen fotográfica (FOTO 09). Alli vemos a la señora Ignacia Hernández Mendoza, nuestra anfitriona, cocinera y guía para comenzar a conocer la comida cotidiana de Santo Tomás.

En la foto que presentamos esta vez la vemos durante la mañana del domingo 26 de junio recién pasado, durante la fiesta de fin de cursos de la escuela primaria del pueblo, escuela donde estudian sus dos hijas, Cecilia y Claudia. La vemos en la entrada del Auditorio Municipal, sonriente y orgullosa de ver que sus dos hijas llegan muy bien arregladas para el evento.

La foto se la tomó Hermanita desde la mesa de honor del evento, donde se nos invitó a participar en la ceremonia, al lado del presidente municipal, doctor Nicéforo Mendoza Mendoza, y otras personalidades del Ayuntamiento, de la escuela y de la Secretaría de Educación del Estado. Cosas locas de la vida cívica.

Viernes y sábado comimos tres veces en la casa de doña Ignacia, el domingo lo hicimos en la mañana y en la noche, y el lunes sólo por la mañana. Fueron, en total, cuatro desayunos-almuerzo, dos comidas y tres meriendas-cena, nueve oportunidades de probar la cocina de la señora Hernández Mendoza, cocinera de renombre en la comunidad de Santo Tomás Jalieza. Las nueve veces en cuestión ella nos ofreció un menú diferente, aunque fuera sólo con una mínima variación, ni una vez comimos lo mismo. Nos encantó y sorprendió, por ejemplo, el Agua de Camino, un guiso para quitar el hambre de quienes están de viaje o trabajando en el campo…

En un plato hondo se desmenuza con la tlayuda un huevo cocido, al que se le agregan cilantro, cebolla, salsa, el jugo de un limón y agua al tiempo, con eso se tiene una sopa fría nutritiva, sencilla y fácil de comer con tortillas tlayudas, que son las grandotas y blancas de por allá.

Esa vez, para nuestro deleite e ilustración, doña Ignacia agregó sus frijoles y tasajo asado, con queso y chiles de agua también asados por ella.

Recuerden el aforismo de Brillat-Savarin: para ser un buen cocinero es suficiente con ponerse a estudiar; pero ser buen asador es un don innato, un premio divino.

En otra ocasión la señora Hernández Mendoza nos dio de comer barbacoa de chivo enchilado. Pues en el pueblo hubo una fiesta donde ella ayudó a preparar ese guiso suculento. Lo que con ella comimos esa vez tenía una diferencia de verdad casera, pues su frescura y perfección en la cocción la hacía una barbacoa mil y una veces superior al equivalente que es posible probar en los tiánguiz de Ocotlán, Tlacolula y Etla. Además, las tortillas que ella calentó eran lo único digno de envolver esa carne y sus demás condimentos. Y algo análogo emergió de cada uno de sus guisos que pudimos probar durante nuestra visita a su casa, pues todos tenían una claridad y frescura excepcionales, fuera de serie, pues no eran guisos meramente caseros ni eran guisos mercantiles, sino todo lo contrario. Cocina de autor, cien por ciento.

Pues todas esas viandas tenían la eficaz marca de su mano y sazón, una marca en verdad inconfundible, profundamente personal.

Doña Ignacia cada vez que comimos con ella nos dio a probar una salsa de chiles diferente. También cocinó de diversas maneras los frijoles.

Comida sencilla. Ninguna receta excesivamente complicada. Platillos de a diario. Lo que come una familia de por allá. Buena comida, mucha comida.

Parece que ahora la gente de Jalieza come mucho y bueno, de modo que, con la inclusión en su dieta de la comida chatarra actual, engordan mucho y son gente muy propensa a la diabetes, como nos hizo saber el doctor Mendoza. Pero, por lo que probamos en casa de Claudio e Ignacia, se come de veras bien y muy rico.

Como dijimos en una entrega anterior, un día almorzamos en el comedor Los Huamuches, a la orilla de la carretera. Allí probamos los Huevos de Comal, que se asan sobre ese utensilio de la cocina prehispánica, sin nada de grasa. Deliciosos, acompañados con sus tortillas recién hechas y frijoles negros y chiles asados con cebollitas. Luego, por ver lo que pedían en la mesa de al lado, pedimos una memela con asiento, cosa indescriptible que de veras nos subyugó, pues la salsa con que la adornamos estaba recién hecha en molcajete. Más el caliente y muy dulce café de la olla, que a Hermanita no le gusta mucho, pero que era el único café que había y no estaba nada mal para agarrar la onda mañanera del buen café. Luego allí mismo, en Los Huamuches, comimos el mismo día, acompañadas por el licenciado Claudio Gómez, marido de doña Ignacia: esa vez fue rico tasajo asado, con aguacate, tortillas tlayudas calientitas, hechas a mano, salsa de chile de agua asado y frijoles negros. De chuparse los dedos –para ir al grano.

Nada encontramos en Santo Tomás que pudiera considerarse como legítimamente prehispánico. Todo lo que comimos era de carácter criollo, el encuentro de dos cocinas, con gran predominio de la española sobre la anterior a la llegada de Hernán Cortés a donde ahora es México. Aunque, por ejemplo, en el Agua de Camino algo resuena como antiguo e indígena, algo que, para conseguirlo, habría que cambiar por completo la receta, sustituyendo los ingredientes europeos con autóctonos de la región. Y no cabe duda que los huevos de comal mucho tenían de verdaderamente antiguos, bastaba con convertirlos en huevo de guajolote o de cualquier otra ave de por allá.

Pero, ya entonces, resulta interesante resaltar que tampoco es posible encontrar platillos españoles legítimos. Todo es mezcla y revoltura. Acuerdo de partes, pero siempre con predominio occidental. Claro, casi todo incluye chile. Y con los integrantes del Ayuntamiento, la noche que cenamos tlayudas de chorizo, quesillo, tasajo y frijoles en la habitación que ocupamos en el Auditorio Municipal, conversamos sobre los muchos insectos que se comen todavía por allí, como por ejemplo las hormigas chicatanas, que hay que atrapar cuando salen volando del hormiguero, con los pies metidos en cubetas con agua para que no se suban a picar las otras hormigas. Las chicatanas en cuestión, como nos dijeron, se comen crudas, casi vivas; pero también se les cocina de muchas maneras, y son muy degustadas cuando se preparan molidas en salsa de chiles y jitomates.

Los utensilios y la cocina de doña Ignacia son los de cualquier ama de casa sencilla de México.

Quizá el guiso más delicioso que nos ofreció la señora Ignacia Hernández Mendoza en su casa de Santo Tomás Jalieza, si lo pensamos con mucha calma y cuidado, fue el Espesado de Guías. Un potaje con ingredientes prehispánicos, ya que se espesa con masa de maíz. Las guías empleadas son de calabaza, y las que ella eligió para nosotras estaban muy tiernitas y dulces, llenas de sabor y jugosas. Los demás ingredientes de este guisado vegetariano eran chayotes, elotes en rebanada y epazote. Igual de fino y delicado era su condimento. Como pide Brillat-Savarin, todas fuimos exaltadas con la degustación de este platillo, nos quedamos por un momento en respetuoso silencio degustador, gozándolo en cada probada, concentrándonos bien en todo lo que nos hizo sentir y pensar. Y así fue como la cocina de doña Ignacia nos hizo entender por qué en Jalieza no hay muchos sitios dónde poder comer fuera de casa, porque en todas las casas, según parece, se come rico y muy bien, una cuestión a la que hay que dedicar más atención todavía. Aunque, para ver que las cosas ya cambian con la globalización, durante nuestra visita de junio nos enteramos de que nuestro guía y amigo, Adelfo Hernández, se dedica a preparar pizzas para entregarlas a domicilio; así que ahora ya también están de moda las pizzas en Santo Tomás. ¿Qué diferencia hay entre una tlayuda y una pizza? Por eso seguiremos informando sobre ello, aun sea después de concluido este Informe.

Wednesday, September 07, 2005

Foto 01

Primera parte

(UNO)

Con el conjunto de entregas periodísticas que aquí iniciamos, queremos presentar un informe general de nuestros estudios sobre la historia y sociocultura de la comunidad de Santo Tomás Jalieza y el valle central de Oaxaca. Uno serie de estudios que tienen que ver con todo, absolutamente con todo.

Por eso será difícil sintetizarlo todo en un texto internético que se trama con imágenes verbales (palabras) y figurales (básicamente fotos). De ahí la necesidad de que este informe se despliegue en varios segmentos o entregas, en varios artículos, que también desean ser correos-electrónicos interpersonales. La necesidad de operar con segmentos de discurso abiertos, sin conclusión posible de principio. También de ahí la espera de que todo esto devenga una comunicación real con otras personas y mentes. Necesitamos otros puntos de vista, otras interpretaciones, para comenzar a dar forma positiva al estado actual de nuestro trabajo en Oaxaca, un esfuerzo radical.

A través de estas entregas periódicas de texto presentamos el informe general de quince años de trabajo común como equipo de investigación en ciencia(s) de la comunicación. Un proceso de conocimiento que nos condujo lentamente, paso a paso, detalle por detalle, hasta ese pequeño pueblo de mil habitantes, Santo Tomás Jalieza, ubicado en el extremo sudeste del brazo norte del valle central del estado de Oaxaca, a unos treinta kilómetros de su capital y del sitio arqueológico de Monte Albán.

Santo Tomás Jalieza es un lugar muy concreto en la geografía, historia y cultura del valle central donde hemos comenzado a concentrar nuestras investigaciones, por razones que aquí iremos explicando paso por paso. Quede aquí que el actual municipio (cuyo ayuntamiento preside el doctor Nicéforo Mendoza Mendoza, hijo del don Nicéforo que aparece en la foto) cuenta en su haber con rastros arqueológicos de presencia humana desde hace tal vez mucho más que veinte mil años, y que la calidad de sus textiles artesanales contemporáneos, pero hechos en telares de cintura, es cada vez más y mejor apreciada en prácticamente todo el mundo globalizado por el dólar y sus figuras socioculturales de turismo ilustrado.

Este sistema de entregas de correo electrónico es un texto en red. Escritura abierta, en proceso. Lo producimos para comunicarnos directamente con todas las personas que reciban la primera emisión de los segmentos, nuestras amistades y “conocencias”, las personas con quienes en este momento más deseamos reflexionar y debatir sobre estas cuestiones. Nuestras investigaciones en Oaxaca. Filosofía e historia del arte que se construyen sobre la ciencia de la comunicación; pero, ya entonces, nuestro discurso actual, en estas entregas, se desea más que nada como sociocultura libertaria… feminismo radical… desde nuestra geografía y contexto, desde nuestra(s) biografía(s)… desde nuestra diferencia, marginal, cuando todo es marginal.

Por medio de nuestra información sobre el valle central y Santo Tomás y a través de este medio de comunicación electrónico, tratamos de producir una conversación inteligente sobre el ser y el deber ser de la libertad democrática. Ciencia de la comunicación. Aquí, en lo inmediato.

Así es como hemos decidido comenzar el relato visual con la foto de don Nicéforo Mendoza Mendoza sentado sobre la Piedra de Estrellas y señalando con el índice las nubes de donde bajaron los ancestros venerables de la gente zapoteca, la gente que más tiempo lleva viviendo en ese valle central de Oaxaca.

Ben-ni-gula-zaa – los ancestros venerables que descendieron de las nubes.

En Jalieza hay un grupo de personas mayores que hoy día tratan de conservar viva la lengua zapoteca, que de alguna manera conecta todavía con la lengua de esos ancestros venerables, aunque sólo sea del mismo modo en que el griego actual tiene que ver con el griego clásico.

Sin embargo, nuestro interés principal por el valle central, su sociocultura e historia es muy amplio, apunta en todas direcciones. Tiene que ver con pensar qué es México. No nos hemos querido concentrar o especializar en un período histórico ni en un lugar aislado, más bien queremos que en nuestros estudios sobre el valle central de Oaxaca todo tenga que ver de veras con todo, tal cual es nuestro propósito metodológico y ético. Generar desde ahí conocimiento universal efectivo. Igual nos preocupamos por estudiar la piedra antigua que se ve en la foto que por estudiar al varón ilustrado y amable de más de ochenta años que la protagoniza, lo mismo que por estudiar las ruinas de la antigua Jalieza y todo lo que ocurre y ha ocurrido en el valle desde hace muchos miles de años. Un espacio campesino cuasi-medieval que ya se transforma en una mega-polis cibernética del siglo XXI.

De allí la dificultad misma de comenzar este trabajo. La dificultad para saber principiar realmente por el principio, que tiene que ser la expresión de lo principal en todo esto, según desea el método argumental de Aristóteles. Y por eso nosotras creemos que la foto lo expresa muy bien, todo lo que aquí queremos informar, y que lo aquí dicho con estas palabras sobre esa foto ya marca el rumbo por donde quiere ir la explicación para llegar a su meta, que es comunicar un informe general de nuestros estudios sobre Oaxaca, un proceso de trabajo académico independiente que se modifica en forma sustancial a partir del momento en que hemos comenzado a convivir de cerca con la comunidad de Jalieza.

Así resulta que aquí queremos estudiar, junto con quien(es) lea(n), la sociocultura e historia del valle central, una formación social que en este momento histórico de México y el mundo se encuentra en proceso de transición radical, al pasar casi sin solución de continuidad desde la aparente quietud mexicana del campo y la provincia agrarios e incomunicados, hacia la realidad sin límites ni fronteras de la economía política postmoderna, o sea, la globalización y sus ciudades infinitas. Cuestiones que debemos meditar cada vez con más cuidado y detalle, pues ponen en acción más virtudes y defectos de lo que se suele pensar.

La foto en sí con que iniciamos este relato la tomó Hermanita durante la mañana del lunes 27 de junio de 2005. Don Nicéforo conversa sobre los zapotecas y sus conocimientos sobre las piedras antiguas de Jalieza con Mendiola y Nadezhda Sevova, una joven amiga búlgara que pinta y enseña a pintar íconos griegos ortodoxos. Bella Bella estaba contemplando a don Nicéforo y Mendiola junto con Claudio Gómez, su esposa, la señora Ignacia Hernández Mendoza, y sus hijas, Cecilia y Claudia. También ahí estaba esa mañana un amigo y anfitrión oaxaqueño de Nadezhda.

Foto 02

(DOS)

El pueblo de Santo Tomás Jalieza nos interesó de principio por las piedras antiguas que allí se encuentran. Quisimos conocerlas y tratar de leerlas. Ahora, después de nuestra primera estancia allí, de apenas seis días y cinco noches, comenzamos a entender que allí hay más piedras antiguas de las que imaginamos que eran y que algunas contienen información más antigua de lo que parece sobre la presencia del ser humano en América.

Allí es donde nos encontramos con la piedra de la foto número dos, que aparece rayada con gis por nosotras, con permiso del ayuntamiento y con la finalidad de estudiar lo allí escrito. Es una piedra de regular tamaño, debe pesar más de una tonelada. Se encuentra muy cerca de las piedras de Letras Antiguas y de Círculos Concéntricos, en un pequeño llano pedregoso al noreste del centro del pueblo; en los límites de las tierras de trabajo, debajo de los principales cerros de Jalieza. Junto a un arroyo y un mangal, “El Manguito”, de sombra frondosa.

Desde la primera vez que allí estuvimos, después de mostrarnos las otras dos piedras, motivo original de nuestra visita, quien no guiaba y acompañaba por parte del ayuntamiento, el señor Adelfo Hernández, nos mostró esta otra piedra, haciéndonos notar que tenía marcados agujeros en la superficie, agujeros que él pensaba eran artificiales y que tenían que significar algo. Y así parecía.

Mendiola llenó de gis los agujeros más evidentes, para tratar de ver la figura con más cuidado. Hermanita dijo que eso parecía un conjunto de estrellas… El dibujo analógico del cielo estelar en alguna noche del año en época de secas… Quizá eso tenga que ver con el actual nombre del pueblo y el día de su fiesta patronal.

Buscamos con Bella Bella en el mapa de las estrellas la medianoche del 21 de diciembre, fiesta tradicional de Santo Tomás apóstol. Y pudimos ver que las estrellas que ahora indicamos con su nombre en la foto, así deberían estar colocadas sobre el cielo de Jalieza esa noche. Había una clara coincidencia entre el mapa y los agujeros de la piedra, incluso en el tamaño proporcional de los agujeros allí inscritos.

En esa piedra parece que está representado el modo como se ve a simple vista un segmento del cielo de la noche en que comienza el invierno, en el ciclo de las cuatro estaciones occidentales, la noche del solsticio invernal, punto límite hacia el sur al que llega el Sol en su constante pendular aparente hacia el sur y el norte del ecuador terrestre, y punto crucial para la temporada de secas en Mesoamérica. Además, un momento en que es fácil ver la bóveda celeste completa durante las noches, un tiempo generalmente sin nubes.

Todavía nadie explica bien por qué la cosmovisión mesoamericana le dio mayor importancia a los solsticios que a los equinoccios. Predomina la idea de que los primeros marcan puntos límites en el movimiento Norte-Sur-Norte del Sol sobre el Ecuador, puntos donde parecería que todo puede descomponerse o entrar en grave conflicto; mientras que su paso sobre el cenit durante los segundos no implica un grave problema, pues más bien marca todo lo contrario, que la relación entre el Sol y la Tierra está ordenada, lejos de entrar en conflicto. Más el hecho de que durante los equinoccios se manifiesta el cambio de estación en el sistema dual de Mesoamérica: lluvias y secas. Posiciones estelares que señalan momentos clave para el trabajo agrícola, que depende por completo de las lluvias para funcionar.

Hasta arriba en la foto que comentamos, apuntando hacia el norte de la piedra y el cielo, se encuentra representada, creemos, la Estrella Polar, el centro o norte simbólico del cielo para las miradas del hemisferio norte del planeta. La misma estrella que representa simbólicamente la Virgen de Guadalupe en la ciudad de México, “Estrella del Norte”. Punto fijo en el constante girar de los demás cuerpos celestes.

Poco más abajo en la piedra, pensamos que se encuentra representada Capela, ¡una luminaria tan importante para los zapotecas antiguos! Determina, por ejemplo, la orientación del excéntrico Edificio J en la plaza central de Monte Albán. Una luminaria de gran magnitud. Sobre-determinante para medir la duración del tiempo de secas y el tiempo de lluvias, el orden del trabajo en el campo y la guerra, según parece que organizaban su existencia los zapotecas antiguos. Ese orden cotidiano del engranar entre las ruedas del cielo y las de la tierra, con sus fiestas y descansos incluidos.

Más abajo, en situación protagónica dentro de la trama iconográfica de las estrellas en este segmento de cielo, encontramos representadas con puntos o huecos cóncavos las siete estrellas que dibujan para nuestra mirada el cuadro de la constelación de Orión. Con esas tres estrellas puestas en línea recta que conocemos hoy día como su cinturón, pero también como Los Tres Reyes Magos. Una constelación o figura celeste que no pertenece al sistema del zodiaco occidental, aunque juega un papel central en todas sus socioculturas y mitologías.

La presencia en el mapa de las estrellas de las demás estrellas indicadas en la foto sirve para pensar que nuestra hipótesis sobre el significado de esta piedra puede ser cierta. Todo en esos huecos parece corresponder al mapa de las estrellas de la noche del 21 de diciembre. Cada año esa noche tal debe ser la disposición de las principales estrellas en el cielo de Jalieza.

De tal forma, el significado de la Piedra de Estrellas coincide perfectamente con el expresado en la Piedra de Letras y Antiguas y su contigua Piedra de Círculos Concéntricos. Cuando las estrellas lo señalan en el cielo nocturno, el Sol lo obedece en el cielo diurno. Si el Sol regresa al ecuador visual después de la noche del 21 de septiembre, el Sol está sano, tiene vida, no va a morir junto con nuestra época. Cosa que esperamos hacer más clara con las siguientes entregas de este informe.

Esa mañana del lunes 27 de junio que don Nicéforo Mendoza Gómez nos acompañó a estudiar las piedras antiguas, nos pusimos de acuerdo con él para hacer todo lo que fuera posible de nuestra parte para estar de nuevo allí, con él, la noche del 21 de diciembre de este año. Haremos esa noche fría, como dijo él, una velada en ese llano, que, por cierto, don Nicéforo llama como Llano de la Azucena. Así que trataremos de estar allí para ver si esas estrellas que vemos dibujadas en la piedra de verdad estarán ahí sobre nuestras cabezas. Si las podemos ver así con nuestros propios ojos esa noche. Para así comprobar en los hechos nuestra hipótesis hermenéutica.

También así esperamos tener la oportunidad de participar por vez primera como investigadoras en las fiestas patronales de Santo Tomás.

De tal modo es como, junto con gente allí nacida y educada, las tres personas que formamos la Chorcha Chillys Willys ya estamos investigando, según nuestra teoría y nuestro método, la historia y la sociocultura del valle central como un modo de pensar en forma amplia y correcta lo que significa México en el momento actual.

Ya estamos comenzando a estudiar Oaxaca desde Oaxaca… para ampliar nuestra conciencia sobre México. Se ha cumplido un objetivo importante dentro de nuestro proyecto de investigación en común, nos hemos vuelto útiles, es decir, funcionales, para una comunidad real del valle central; ya que durante seis días del mes de junio pasado pudimos convivir con la comunidad de Santo Tomás como sus invitadas, pues les llevamos los primeros resultados de nuestro trabajo académico sobre ella. Una convivencia -- según desea nuestro plan de acción científica y artística -- fundada justamente en nuestro trabajo de estudio en ciencias de la comunicación sobre el valle central de Oaxaca, ya que así y no de otra manera fue como llegamos por primera vez en persona hace tres años a Santo Tomás, para tratar de ver y estudiar la Piedra de Letras Antiguas de que nos había hablado el amigo taxista. Y una convivencia pactada de acuerdo a la guelaguetza, donde cada quien aporta su parte para la celebración de alguien, cada quien según su posibilidades y necesidades, y tal gesto se comprende como un legítimo contrato social

Hasta donde tenemos noticia, nadie de la academia había interpretado de esta manera que hacemos nosotras el contenido iconográfico de la Piedra de Las Estrellas. Aunque luego nos hemos enterado de que el equipo de investigación que coordina y dirige Joseff Otto en su proyecto StoneWatch, al verla y estudiarla en 1998 sospechó también que era un mapa de las estrellas, de donde dedujeron que tendría que ver de alguna manera con Orión. Y la mañana del lunes 27 de junio que estuvimos allí con don Nicéforo, él nos dijo otra vez que también pensaba algo por el estilo desde hacia tiempo, que allí había un dibujo de las estrellas con una parte del cielo que se puede ver sobre Jalieza durante alguna noche o época del año. Por ello nos da mucho gusto lograr esta interpretación, que creemos será difícil descalificar, pues, como dejan ver los mapas de estrellas, parece consistente y duradera.

Quizá no sea mucho. Pero así es como hemos podido leer lo inscrito en las piedras del llano de La Azucena de Santo Tomás Jalieza. Nos creemos haber puesto en contacto real con quienes las escribieron, pues consideramos estar interpretando en forma correcta su mensaje básico. Hemos hecho el trabajo hermenéutico de descifrar esos signos. Aunque sólo sea un comienzo. Y también hemos hecho así un trabajo de buena educación, pues con ello hemos entrado en contacto real como investigadoras universitarias independientes con la comunidad del municipio de Santo Tomás. Hasta donde podemos entender, allí ya somos conocidas como un equipo independiente de investigación en ciencia(s) de la comunicación que desea dialogar sobre ello con la comunidad, dialogar y estar ahí, en este momento histórico, comunicándonos.

Y así es como Santo Tomás se ha convertido para nosotras en una comunidad del valle central que se interesa por nuestro trabajo y nos invita a estar ahí, en su vida diaria, así como somos, como intelectuales orgánicas, como investigadoras académicas; pero también, según entendemos, nos ha invitado y recibido desde esta primera vez como auténticas amistades, que es algo muy importante para que todo salga como debe de ser en nuestro trabajo. Queremos ser filósofas, amigas de la sabiduría, es decir, amigas de la gente sabia, que, necesariamente, es la gente buena de la Tierra. Amigas de la sabiduría. Con estos primeros seis días de estancia allí nuestras amistades en Jalieza ya son más personas que las que aquí podamos mencionar siquiera por su nombre, siempre más, y así esperamos que sea siempre. Sin por ello dejar de aportar la distancia y frialdad de la investigación objetiva, democrática. Pues ya está vez, gracias a la amabilidad del ayuntamiento y su actual presidente, el doctor Nicéforo Mendoza, tuvimos el honor y privilegio de formar parte de la mesa de honor durante la fiesta de fin de cursos de la escuela primaria. Algo significativo para la comunidad, según fuimos testigos. Una reunión donde estuvo presente más de un tercio de la actual población de Santo Tomás Jalieza, que así también pudo saber que nosotras tres teníamos mucho que ver con el conjunto de carteles sobre el pueblo, sus piedras antiguas, sus costumbres y sus textiles, que hicieron como trabajo semestral lo/as estudiantes de nuestros cursos de Semiótica, Economía política, Procesamiento de la información y Taller de Crítica Gastronómica en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Entonces…

¿De qué se trata todo esto? ¿Hacia dónde debe avanzar este informe general?

Después de todo, para lo que queremos decir aquí, esto apenas es el principio.

Por momentos parece imposible alcanzar a decirlo todo. Aunque, como hemos dicho, nos interesa decirlo todo. Con este discurso entre fotos y palabras. Porque esto de comunicarnos de este modo en la red quiere tratar de todo, pues se plantea como Nuestra Theoría de La Comunicación. Un modo de convocar una conversación entre muchas mentes sobre lo que debemos comunicarnos por este medio, en lo más inmediato, y por todos los medios, en lo esencial. Comunicación. Espacio dialógico, conversación ilustrada. De muchas personas.

Trama de la telaraña que tejen las Abuelas Reinas de la gente Ben-ni-gula-zaa. Que pasa por nuestro trabajo de investigación.

Comenzamos apenas, después de muchos años de preparación, el contacto con Santo Tomás Jalieza, lo hicimos a través del desciframiento de la Piedra de Letras Antiguas; pero en el camino nos encontramos también esta Piedra de Estrellas. Luego conocimos la Piedra de Mármol. Y ahora nos hemos encontrado con la Piedra del Pie de Rayo y la Piedra de Colores. También así es como nos hemos encontrado con el grupo de custodios de la lengua zapoteca del lugar y con el pintor Gerardo Navarro, y así sucesivamente con muchas personas más. Con toda una comunidad del valle central. Y nos encontramos también la vida del lugar con nuestra presencia allí como equipo de investigación, es decir, como lo que somos en esencia, la Chorcha Chillys Willys, una comunidad de vida y de estudio, un grupo de investigación, una familia feminista radical o, quizá, un convento libertino democrático, análogo al de Thelema inventado por Rabelais. Y así sucesivamente. Un equipo que se concentra en el estudio y la práctica de la(s) ciencia(s) de la comunicación, que también podrían llamarse ciencia de la autoconciencia personal y colectiva, o filosofía e historia del arte. Que es en lo que aquí estamos tratando de trabajar ahora, de este modo y por este medio, con la presentación de este informe.

Para conversar con un grupo de personas muy concreto. Que son justo quienes reciben la primera emisión de estas entregas de información general acerca de nuestros estudios sobre el valle central de Oaxaca. Una cuestión, deseamos, de vida y sabiduría, una conversación colectiva sobre la vida digna y la felicidad posible, comunicándonos, en este caso muy concreto, con ustedes, un grupo muy particular y preciso de personas que nosotras conocemos, y que consideramos pueden estar interesadas en tener noticias de nuestra experiencia y compartir nuestra información. Personas con quienes nos interesa conversar, para volver más común nuestro supuesto saber sobre Oaxaca y México.

Nuestro proyecto general de investigación como equipo independiente consiste en tratar de mejorar en forma positiva las comunicaciones humanas, primero entre nosotras tres y luego con todas las personas que sea posible, sin exclusión, y de inmediato, de modo abierto, mundial, universal… Fundando nuestro trabajo esencial de contacto en la intercomunicación de nuestra(s) persona(s) con la sociocultura del valle central de Oaxaca. Ponemos a prueba, allí, nuestra capacidad para comunicarnos con esa sociocultura tan próxima y distante, aunque siempre, es cierto, cercana, compartida; y para después comunicar a otras personas esas comunicaciones nuestras con Oaxaca, ahora especialmente en Jalieza. Estudiar lo próximo y lo distante a la vez, sin separarlos de nuestra perspectiva de acción, para así tratar de conocer ese otro modo de ser México, justo el que se vive hoy día allí en el valle central, con todo ese impulso de los siglos y la fuerza de voluntad de sus habitantes. Un valle central de Oaxaca con rastros de presencia humana desde hace muchos miles de años, y que en cualquier momento se puede convertir en un gran sistema urbano con más de diez millones de habitantes.

Así queremos hacer ciencia de la comunicación mexicana, porque estamos aquí, en la red, y deseamos actuar en este contexto inmediato, tomando a Oaxaca como modelo para estructurar nuestras comunicaciones; pues, como venimos argumentando, en el valle central hay marcas humanas a través de todos los siglos de la presencia de seres humanos en América, hay mucha memoria humana acumulada como larga convivencia de muchas personas diferentes, con y sin conflictos.

Un ejercicio de autoconciencia. Para quienes deseamos como lectura ideal inmediata de este texto. La transmisión de un saber y un goce que nos da Oaxaca, es cierto; pero de modo objetivo y realista. Un conocimiento en ciencia de la comunicación que se hace público, así, para entrar en relación con otras conciencias, y desde allí tratar de superar lo privado de la conciencia como egoísmo compulsivo. Al pensar así, en forma abierta, ¿qué significa México para nuestras personas? ¿Por qué estudiamos estas cuestiones mexicanas en Oaxaca? Desde la lejanía y la proximidad de Oaxaca, un territorio sociocultural con el que tratamos como equipo de investigación todo el tiempo, tanto en lo público como en lo privado, igual a solas que con grupos de estudiantes o reuniones de especialistas, y así sucesivamente. Para así tratar de salir del aislamiento narcisista de la gente chilanga, o sea, el centralismo compulsivo de quienes habitamos la capital de la república, y para tratar de pensar todo esto con otras personas, con personas diferentes, aunque de principio estén próximas a nosotras. Comenzando, es cierto, por pensar por qué nos preocupa a lo/as mexicano/as reflexionar a cada sobre nuestra “identidad” nacional, especialmente ahora que volvemos a ver y nombrar nuestras muchas diferencias.

¿Por qué no estudiar algo más distante y que no esté tan próximo a las trampas del nacionalismo y sus demás aberraciones ideológicas? Sólo podemos responder que estudiamos de acuerdo a nuestras posibilidades de acción real. Estudiar algo más lejano que Oaxaca, cuando hicimos nuestro proyecto inicial, resultaba lo más sensato en distancia y alejamiento de acuerdo a nuestras posibilidades financieras de grupo independiente. Sin embargo, estudiar Oaxaca no significa ignorar cuestiones más lejanas y extrañas, no quiere ser un encierro narcisista, ni un círculo vicioso chovinista.

Queremos producir información para establecer un discurso amplio y activo sobre nuestra sociocultura, la que hacemos emerger desde nuestra condición subalterna. Y desde ahí tratar de accionar en lo global como conciencias globales y paradójicamente mexicanas, puestas en actuación de una voluntad internacionalista y anarquista, libres de nacionalismos y centralismos, libres de egoísmo… Si es que en verdad hay una identidad, una sola identidad, sólo una, cosa difícil de aceptar en los hechos... Por eso, de ser todo de otra manera, sin identidad fija, brota nuestro interés en las diversidades de Oaxaca, que se difunden en todas direcciones y con todas las formas posibles en nuestra democracia, la sustancia material que hace posible este acto de comunicación. También por eso mismo la decisión de conservarnos conscientes de nuestra separación real respecto al objeto de estudio, nuestra decisión de actuar siempre como equipo de investigación, aun en los casos donde esperamos superar la observación participante, para ingresar en la convivencia responsable. Puesto que de este modo hacemos un discurso ilustrado sobre un objeto estudiado con objetividad crítica, un objeto que resulta ser La Comunicación.

Ciencia mexicana. Nuestra conversación. En este texto. Tratar de conversar así con cada una de las personas que reciben estas entregas periodísticas de la Chorcha Chillys Willys. Tratar de dar información a todo mundo, según nuestro deseo de lectura ideal inmediata. Para ser mejor lo que somos.

Información en muchas direcciones. Multívoca e indisciplinada. Que igual trata sobre piedras prehispánicas que sobre el uso de computadoras en el valle central, igual que sobre las figuras simbólicas del barroco o que sobre la invasión del grafiti hip hop a la ciudad de Oaxaca y su ausencia total en Santo Tomás. Muchos temas y perspectivas para reconsiderar qué es México y qué significa como parte de nuestra conciencia.

Por eso resulta difícil determinar a dónde ir con el discurso, pues queremos ir a todas partes, y, de ser posible, estar en todas ellas todo el tiempo. Queremos conversar de algo diferente con cada persona lectora, en cada ocasión, para así alcanzar un grado de intercomunicación capaz de pensar nuestro tema, y entenderlo como un discurso libertario. Hablando de todo lo que pasa hoy día en Jalieza, que ya tiene mucho que ver con lo que pasa en todo el mundo, aunque allí todavía parece que no acaba de llegar el golpe nihilista posmoderno. Ciencia de la comunicación, filosofía de la liberación e historia del arte en México son los hilos que traman la trenza de la opinión pública democrática. Conversar así contigo, sobre nuestros estudios, por eso nos interesa tu retroalimentación interactiva en este trabajo en proceso. Para enfocar mejor nuestrol tema por donde te puede interesar a ti, y así poder sumar a todo esto el aporte insustituible de tu perspectiva y conciencia, el aporte de tu lectura libre, que es el sentido inmediato de todo esto, lo que más buscamos.

Foto 03

(TRES)

En la foto de esta tercera entrega, vemos el centro del pueblo de Santo Tomás Jalieza, tal como lo fotografió Hermanita la mañana del jueves 23 de junio, desde la cumbre del cerro que don Nicéforo Mendoza llama Cerro de los chiles, Dani Lin en zapoteca. Como se puede ver, Santo Tomás es una población con pocos habitantes, mil cuatro en este momento; y como espacio habitado no ocupa mucho más que treinta manzanas, rodeadas por un gran anillo de tierras de siembra y pastoreo. Al norte y al este está rodeado de cerros de regular altura; la cumbre desde donde se obtuvo esta foto se encuentra al noroeste; por el oeste lo limita la carretera que va de Oaxaca a Ocotlán y más allá; Ocotlán ya casi colinda con Santo Tomás por el sur.

En el centro, un poco a la izquierda, se puede ver la fachada azul y las torres de los campanarios de la iglesia del Apóstol Santo Tomás, construcción dominica de la segunda mitad del siglo XVII, orientada en el eje este-oeste, de modo que el presbiterio con el altar apunta hacia donde se levanta el Sol, y la fachada hacia el poniente. El edificio del auditorio municipal de Santo Tomás se puede ver, con techo metálico de dos aguas, en el centro de la foto, arriba del atrio del templo católico. A la derecha del atrio, oculta por los árboles se encuentran la plaza mayor y el mercado de artesanía textil.

Nosotras, y tres estudiantes que nos acompañaron en esta visita, dormimos en dos habitaciones del primer piso de ese auditorio, que es el edificio más grande del pueblo, ya que funciona como su centro cívico. Estuvimos allí por invitación del ayuntamiento que hoy día preside un hijo de don Nicéforo, su tocayo o junior, el doctor Nicéforo Mendoza Mendoza. De tal manera comenzamos a tratar directamente con la comunidad de Santo Tomás como el equipo de investigación independiente que somos. Pues se nos invitó para que siguiéramos estudiando sus piedras antiguas y los restos de civilización zapoteca, y para presentar ante la comunidad los resultados de un semestre universitario donde tuvimos a Jalieza como tema de estudio: un conjunto de 14 carteles de 160 x 90 cm. con información diversa sobre Santo Tomás y su sociocultura, resultado de la práctica de campo de una mañana que realizamos en el mes de abril pasado.

Ahora comenzamos a conocer la realidad de este pueblo del valle central, situado en el brazo norte de éste, como a 30 kilómetros de la ciudad de Oaxaca. Por ejemplo, todavía no está claro cuando fue fundado por los conquistadores españoles en el sitio donde ahora se encuentra, pero eso debe haber ocurrido cerca de la hora en que se construyó el templo. En las Relaciones Geográficas de finales del siglo XVII se habla de un Santo Tomás; sin embargo, resulta imposible saber si era justo éste de ahora. De todas formas, hoy día no parece que haya restos arquitectónicos de un período anterior.

Hoy día la comunidad de Santo Tomás Jalieza tiene como principal ingreso el trabajo artesanal. Parece que siempre ha sido un pueblo de comerciantes, aunque, obvio, nunca han faltado agricultores y campesinos.

Otra vez: ¿qué tratamos de hacer con este informe? ¿De qué hay que hablar primero? ¿Qué debe venir después? No lo tenemos bien claro. Presentamos información de acuerdo a nuestras intuiciones actuales, para tratar de establecer una red de conversaciones con ustedes, que reciben estas entregas.

Porque queremos hablar de muchas cosas al mismo tiempo y cuanto antes: arqueología, historia, antropología, estética, sociología, ciencias de la comunicación, economía política, filosofía, mitología… etcétera. Sí, de todo junto, si es posible, porque al final queremos conversar sobre la realidad, y nos preocupa la forma en que los especialistas ignoran todo lo que no sea su siempre muy reducido tema u objeto de estudio. Es inquietante ver como los historiadores del arte analizan edificios, ruinas y monumentos sin tomar en cuenta que están llenos de graffiti, y sin informar lo que está ocurriendo hoy día en donde se encuentran ubicados, por ejemplo. También nos inquieta la facilidad con que los arqueólogos ignoran, si no es que de plano desprecian como indeseable, la presencia y existencia de seres vivos cerca o dentro de sus sitios de investigación. Y así sucesivamente. Toda especialidad implica despreciar todo lo demás, creer que hay algo más importante. Por eso queremos considerar todo sobre nuestro tema, es decir, queremos que nuestro tema conecte con todo, porque, entonces, todo es nuestro tema. Comenzando, entonces, con los intereses y preocupaciones de ustedes, quienes leen este texto.

De todas maneras, lo que nos llevó a Jalieza fueron las piedras antiguas. Trataremos de centrar nuestro informe en ellas. Pero creemos importante iluminar los fundamentos del camino que hemos seguido, iluminar los ejemplos que seguimos para actuar de esta forma y producir estas entregas. La constelación discursiva en que creemos situar todo esto.

Entonces, aquí iluminaremos una parte importante del contexto de reflexión crítica en que operamos, las fuentes donde fundamos nuestra teoría y método. Algunos textos decisivos.

Nuestro punto de apoyo es el feminismo radical, donde consideramos paradigma las obras de Graciela Hierro y Marta Lamas, y donde todo lo conducimos según la escritura de María Zambrano. Luego seguimos los modelos canónicos de la antropología de la segunda mitad del siglo XX: Margaret Mead, Claude Levi-Strauss, Pierre Clastres y Clifford Geertz Fundando nuestras interpretaciones en los planteamientos de la filosofía de la liberación y la historia subalterna. En tanto ciencia de la comunicación operamos desde una síntesis sinergética de todas las teorías, dando un lugar clave a la teoría de sistemas.

Ya en lo más duro de nuestro planteamiento para las entregas de este informe general, hay tres libros que nos iluminan el camino:

1. Mont Saint Michel y Chartres (1904) y The Education of Henry Adams (1907) de Henry Adams. Una autobiografía espiritual de Adams, con un discurso donde intenta unir en una vasta síntesis sus conocimientos de política, economía, psicología, ciencia, filosofía, arte y literatura, con el fin de entender su lugar individual en la historia y la sociedad. Escritura sin igual, libre, democrática, contemporánea. Con un escritor que desea comunicarse con quien lo lea como lo hace un tío con una sobrina, en tanto la educación con carácter femenino parece ser lo esencial para la sabiduría, justicia y felicidad de la humanidad. De aquí tomamos la idea de que es posible hablar de todo en forma clara y distinta, argumentada y correcta.

2. Los tordos en el pirul (1953) de Otaola. Obra en efecto trascendental, igual supera los cuadros de la ciencia como los del arte, hace una superación crítica, en forma y contenido perfectos. Cuando en 1970 se publicó en España la segunda edición de este libro escrito por un refugiado español en México y sobre un pueblecito de Guanajuato, en ese momento la editorial le planteó a su autor la posibilidad de incluir un prólogo para situarla ante su nuevo público, Otaola respondió en una carta lo siguiente, la mejor síntesis de lo que aquí nos interesa resaltar a nosotras sobre su libro: “He decidido no incluir prólogo a esta segunda edición. Lo que no diga el libro no lo dirá el prólogo por muy ‘revelador’ que sea. El libro es muy sencillo. Más que escrito está respirado; y como se sabe, el aire no necesita explicaciones. En los Tordos todo es ver, registrar el claro misterio de un pueblecito e intentar lo difícil: comunicar la sensación. Como en el estructuralismo hay que entender lo sensible por lo oculto, aquí, entenderá el lector la superficialidad del libro por el germen secreto que lo configura.”

3. La plaza mayor, ¿centro de la metrópoli? Etnografía del Zócalo de la ciudad de México (2005) de KathrinWildner. Un texto decisivo para nuestro actuar en general y crucial para determinar el sentido de nuestra acción científica y artística, ya que tuvimos la oportunidad de participar de modo intenso en su producción, un estudio etnológico sobre el Zócalo como espacio vacío, es decir, como significante de arquitectura de Estado, sin denotación inmediata clara, pues tiene que ver con todo lo mexicano, en muchos sentidos. Una investigación profundamente libertaria y con un rigor metodológico ejemplar, pues Kathrin puso en juego toda su imaginación para realizarlo. Nosotras fuimos parte de sus informantes y conversamos directamente con ella todo el proceso de su investigación de campo, dos años de compartir su pensamiento y alegría, su idea de que hay que estudiarlo todo para hacer que todo sea más libre cuanto antes, comenzando siempre por quien realiza la investigación.

Son tres textos extraños. Fuera de género. Al mismo tiempo literatura y filosofía. Reportaje crítico. Ilustración democrática. Tres escritores extraños escriben sobre otros pueblos y culturas. Adams, un norteamericano, lo hace sobre la Europa medieval; Otaola, español, sobre un pueblo mexicano, San Felipe Torresmochas; y Kathrin Wildner, alemana, escribe una etnología del Zócalo de la ciudad de México. Acciones donde se da la apertura hacia lo otro, el reconocimiento de la diversidad, para mejorar lo posible, aunque sea encontrando su belleza sin igual en la memoria.

Así queremos hacer este escrito con fotos. Como esos tres libros.

Y así queremos ser especialmente útiles para la comunidad de Santo Tomás. Lo mismo que para quienes reciben estas entregas. Como tres investigadoras extrañas en situación de ingresar en la cotidianidad y la historia de una comunidad relativamente distante y cercana, Santo Tomás Jalieza. Para pensar y seguir pensando, ahora, de este modo y por este medio, a favor de la libertad democrática como educación y vida mejor, vida más digna, comunicándonos mejor. Como intentamos aquí.

Meta-literatura y de(s)construcción.

Desde una plataforma de acción crítica atea, escéptica, materialista y con mucho sentido del humor, sobre todo en la autocrítica.

Despabilar el espíritu, sobresaltarlo, como pide Walter Pater, con una vida de constante y vehemente observación, para considerar todas las cosas y todos los principios de las cosas como modos o formas inconstantes, siempre diferentes. Con ilustración y sentido del humor. Porque, como Pater afirma, ir a la verdad de las cosas significa, primero que nada, ir hacia la diferencia, hacia el reconocimiento de que todo cambia…

“Mientras todo se licúa bajo nuestros pies, es posible que podamos aprehender alguna pasión exquisita, o alguna contribución al conocimiento que parezca liberar por un momento el espíritu al ensanchar el horizonte, o bien alguna conmoción de los sentidos, extraños matices, extraños colores y olores curiosos, o bien la obra de las manos de los artistas o el rostro de un amigo.”

Para, ya entonces, concluir esta explicación de nuestra teoría y método, con otra cita de Walter Pater y la Conclusión de su libro sobre El Renacimiento:

“Uno de los más hermosos pasajes de Rousseau es el del libro sexto de Las confesiones donde describe el despertar de su sensibilidad literaria. Siempre se había cernido a su alrededor una indefinible sombra de muerte, y ahora, a comienzos de la madurez, se creyó asolado por una enfermedad mortal. Se preguntó cómo podría sacar todo el partido posible del tiempo que le quedaba; y no se sentía inclinado hacia nada de sus vida anterior cuando optó por el estímulo intelectual, que acababa de descubrir por entonces en los escritos, claros y refrescantes de Voltaire. ¡Bien! Todos estamos condenados, como dice Víctor Hugo: todos estamos bajo sentencia de muerte, pero con una especie de aplazamiento indefinido: disponemos de un tiempo y luego nuestro sitio no sabrá más de nosotros. Unos gastan este intervalo en la apatía, otros en altas pasiones, los más prudentes, al menos dentro de ‘los hijos de este mundo’, en el arte y la canción. Pues nuestra oportunidad consiste en ensanchar el intervalo, en conseguir todas las pulsaciones pueden aportarnos una percepción acelerada de la vida, los éxtasis y las penas de amor, las diversas formas de actividad entusiasta, desinteresada o de cualquier otra clase, que se nos ofrecen de manera natural a muchos de nosotros. Basta con asegurarse de que se trata de pasión, de que le rinde a uno este fruto de una conciencia acelerada y multiplicada. De esta sabiduría tiene muchísimo la pasión poética, el deseo de belleza, el amor al arte por el arte. Pues el arte se dirige a uno con la abierta propuesta de no dar otra cosa que la mayor intensidad posible a los propios momentos, mientras éstos transcurren, y únicamente por amor a esos momentos.”

Foto 04-A

Foto 04-B

Foto 04-C

(CUATRO)

En las tres fotos que forman esta entrega de nuestro reporte de investigación sobre el valle central de Oaxaca, se ve lo que está inscrito como signos de escritura zapoteca en la Piedra de Letras Antiguas de Jalieza. Resulta físicamente imposible conseguir una foto donde se vea la piedra completa, por eso hemos recurrido a tres fotos para conseguir dejar ver todo lo que allí está inscrito.

Después de todo, llegamos a Santo Tomás en busca de esta piedra y con el plan de leer lo allí escrito. Quisimos verla en persona y tratar de descifrarla, así empezó esto de estar en Jalieza.

Por eso, aquí adelantamos algo sobre nuestra interpretación de la piedra…

Lo que allí encontramos es un texto muy raro en muchos sentidos, pues, hasta cierto punto, resulta inusual para las costumbres de las culturas que han habitado y habitan el valle central. Pues tan breve texto manifiesta una síntesis compleja y rara de signos provenientes de diversas cosmovisiones precortesianas: zapoteca, mixteca, maya, teotihuacana y ñuiñe, por decir lo más obvio y manifiesto… Y así es como este mensaje plantea una síntesis popular de conocimientos fundamentales para toda Mesoamérica, una simplificación extrema de ideas muy generales pero importantes, en lo que parece un puesta en escena especial para la gente común, es decir, una publicación de los conocimientos y creencias que la élite gobernante deseaba que tuvieran las gentes comunes. Más mito que historia, más poesía que teología. Más metáfora expresionista que descripción directa. Las élites recurrían a otro tipo de texto epigráfico para intercomunicarse, un tipo de escritura más complejo, más privado y más urbano, menos general y abstracto que éste. Por ejemplo, no hallamos nombres propios de persona, ni fechas específicas. También el estilo epigráfico de la élite para la élite era bastante más elegante y exigente, tanto en el contenido como en la forma; pues, hasta donde nosotras sabemos, no labraban las piedras tal como las encontraban en medio del campo, prácticamente siempre las trabajaban en forma de pirámide rectangular, es decir, en forma de estela.

Otro signo de rareza es que no tenemos noticia de que en el valle central haya otras piedras labradas de esta manera y situadas en medio del campo. Casi todas las estelas se encuentran dentro de tumbas o forman parte de edificios situados dentro de las ciudades. Por eso, esta Piedra de Letras nos parece de verdad muy rara, y, por ello mismo, interesante.

Resulta imposible determinar por ahora la fecha en que se produjo la inscripción. En realidad, resulta imposible establecer si todo se labró de una vez o si fue escribiéndose poco a poco, hasta llenar la superficie visible de la piedra. Todo lo que tenga que ver con fechamientos depende en mucho de la mera especulación, pues incluso puede ser que esta piedra escrita sea una producción reciente, no tan antigua como parece. Aunque, entonces, también resulta imposible decir que es una falsificación o algo por el estilo.

Sin embargo, nosotras preferimos pensar que sí es una inscripción prehispánica, ya que, si aplicamos la navaja de Occam a su desciframiento, parece más difícil de justificar la otra interpretación. Más bien, lo coherente y congruente es pensarla antigua, de otra manera resulta un tanto absurda e incomprensible. Entonces, puede que este mensaje epigráfico sí sea una producción zapoteca tardía, quizá del momento en que llega al valle central la dominación extranjera, ya sea la ñuiñe, la mixteca o la mexica, siempre antes de la llegada de los españoles. De manera que muy bien puede ser que esta piedra fuera labrada entre los siglos IX y XV de la era actual. Pero, la verdad de la verdad, sólo nos queda decir por ahora que la verdad quién sabe. Aun hay que trabajar mucho para intentar llegar más lejos.

La trama iconográfica de este mensaje o enunciado labrado en la piedra de Jalieza se integra por los siguientes signos: un sol, una flor, una serpiente cascabel, un numeral (cinco), dos fauces del cielo, un ojo del lagarto cósmico de los orígenes, una cruz-quincunce y seis signos icónicos de movimiento en la serpiente y emanación de perfume en la flor.

Y la diégesis posible o sentido discursivo de esta trama semiótica, de acuerdo a las condiciones de articulación y discurso de Mesoamérica en ese período, parece que quiere decir, más o menos, algo como lo siguiente:

“Si los movimientos celestes de la tierra-serpiente y el sol coinciden correctamente con los de la luna (representada por tres círculos concéntricos labrados en una piedra que está al lado de la que aquí mostramos), entonces la comunidad de la gente de las nubes recibirá de estas tres entidades cósmicas cinco flores de buena cosecha, cinco flores de digno sustento, es decir, una cosecha muy amplia y fructífera.”

Es un enunciado subordinado complejo, puede leerse desde muchos puntos de partida diferentes y se pueden realizar varios recorridos de construcción también diferente. Pero siempre la trama de este mensaje es de valor agrario, en principio. Un enunciado ideológico para legitimar el trabajo del campo (temporada de lluvias) y de la guerra (temporada de secas), o sea, el orden dictado por la élite sobre la gente común. El camino para sobrevivir como comunidad.

La cruz-quincunce, tal como está situada la piedra hoy día, apunta cada uno de sus brazos hacia uno de los puntos cardinales, lo cual comprobamos allí mismo con una brújula. Mientras que los cuatro rayos que emergen del sol apuntan hacia los solsticios o puntos límite hasta donde se desplaza el sol sobre el ecuador visual, dos rayos hacia el sur, marcando el ingreso del invierno (“secas”), y los otros dos hacia el norte, marcando el ingreso del verano (“lluvias”). La serpiente radiante parece que rodea la piedra por su parte inferior, cosa que nadie ha podido comprobar hasta ahora.

Por este objeto de comunicación antigua fue como llegamos por vez primera hasta Santo Tomás Jalieza. Una piedra labrada con signos prehispánicos. En apariencia antigua.

¿Y cómo fue que llegamos hasta ese lugar en el fondo del brazo sur del valle central de Oaxaca?

Todo comenzó la mañana de un domingo durante las fiestas del Lunes del Cerro de 2003, en la ciudad de Oaxaca, al estar trabajando en nuestra interpretación crítica del texto epigráfico de la estela funeraria de la Tumba 5 de Huijazoo, las tres Chillys Willys hicimos un rápido recorrido en taxi por Dainzú y Lambytieco, para ver si de verdad podíamos descifrar in situ sus imágenes iconográficas y epigráficas, y así comprobar entre nosotras que sí estábamos comenzando a entender el funcionamiento de la escritura en piedras de lo/as ben-ni-gula-zaa. Durante ese breve y rápido viaje por aquellas ruinas zapotecas del valle central, el taxista que nos acompañaba se dio cuenta de que sí conseguíamos leer con regular éxito y claridad la escritura antigua de lo/as zapotecas. Entonces fue cuando él nos invitó para que visitásemos su pueblo, Santo Tomás Jalieza, donde nos informó que había una piedra con letras antiguas, como esas que nos interesaba interpretar a las Chillys Willys.

Desafortunadamente, en ese momento no se nos ocurrió guardar por escrito el nombre de nuestro informante, ojalá pronto se pueda subsanar esta falta; pues, la verdad, ahora le estamos de verdad muy agradecidas por ello, la invitación y la información para llegar a Jalieza.

Hasta donde él sabía --nos siguió diciendo esa mañana, mientras manejaba rumbo a Tlacolula, donde íbamos a almorzar barbacoa de chivo enchilado en el puesto Juanita, atendido por Consuelo y su abuelita en el tianguiz dominical--: nadie en el pueblo de Santo Tomás sabía bien a bien qué era lo que allí está escrito, y mucha gente estaba de verdad interesada por saberlo, pues se dicen muchas cosas sobre esa piedra y sus significado. Él tenía noticia de que ya habían estado allí varios investigadores extranjeros estudiando esas piedras y las ruinas antiguas de la región; según parece, unos alemanes, una canadiense, un japonés y un suizo, y que este último hasta hizo algunos desenterramientos arqueológicos sistemáticos en varias partes; pero que ninguno de ellos les había explicado nada específico sobre lo que decía esa piedra.

De inmediato esta propuesta del taxista despertó nuestro interés y curiosidad por dicha piedra. Así fue como supimos que Santo Tomás se encuentra al oriente del brazo sur del gran valle de Oaxaca, por la carretera que va de la capital al aeropuerto y luego hasta Puerto Ángel, poco después de San Bartolo Coyotepec, muy cerca del pueblo de Ocotlán. También este amigo nos dio a entender esa vez que no era difícil ni muy peligroso acceder hasta la Piedra de Letras acompañados por un grupo de estudiantes de licenciatura. Incluso nos dio el nombre de la señora Florencia Chávez Antonio, quien, según nos informó, ella era la presidente del grupo de artesanos de textiles, para que la buscáramos en el mercado de artesanías del centro del pueblo, ya que doña Florencia nos podría ayudar para recibir apoyo de la comunidad y así llegar rápida y fácilmente hasta donde se encuentra la piedra en cuestión.

A partir de ese momento comenzamos a preparar tan bien como fue posible nuestra llegada como equipo de investigación a Santo Tomás Jalieza. Tenía que ser a través de una práctica profesional de campo, con estudiantes de comunicación y periodismo, para así poder llegar en las mejores condiciones académicas de investigar lo escrito en la piedra. Después de todo, somos un grupo independiente. Para realizar nuestros estudios organizamos este tipo de visitas, que, por el apoyo de lo/as estudiantes, permiten recabar mucha información en poco tiempo, lo mismo que poner a prueba de muchas maneras las hipótesis de trabajo.

Comenzamos a reunir información documental sobre el municipio y sus sitios arqueológicos. En realidad fue muy poco lo que pudimos encontrar. Por ejemplo, la información del INEGI y la del gobierno del estado de Oaxaca son inexactas, además de pobres y superficiales. De donde mejor información obtuvimos sobre lo/as zapotecas antiguo/as de Jalieza fue del libro Zapotec Civilization de Joyce Marcus y Kent V. Flannery. Tan sólo confirmamos por muchas partes que el pueblo era notable por la calidad de sus productos de artesanía textil, pues allí se tejía empleando todavía telares de cintura.

El viernes 24 de octubre del año 2003 fue cuando llegamos por vez primera hasta Santo Tomás Jalieza, íbamos ya con el plan de conocer y tratar de leer la Piedra de Letras Antiguas. Cosa que ocurrió tal como esperábamos.

Llegamos al centro del pequeño pueblo, hablamos en el mercado de artesanías con la señora Chávez Antonio, quien de inmediato nos llevó a la presidencia municipal, donde el presidente municipal, señor Enedino Mendoza Reyes, le solicitó al señor Adelfo Hernández que nos guiara y acompañara hasta donde está la piedra. Cuando salimos del edificio de la presidencia, la señora Chávez Antonio nos dio varios gises que había ido a conseguir en la escuela. Nos dijo que sería bueno que rayáramos con ellos lo escrito en la piedra, para poderla estudiar mejor. Pues así habían hecho ya las otras personas que la investigaron.

De principio intentamos llegar hasta la piedra en la unidad de transporte que llevábamos en esa práctica, conducida por el señor Abel Mejía (gran rockero clásico en la teoría y la práctica); pero las espinas de unos güizaches rayando el techo de la unidad nos detuvieron casi saliendo del pueblo, así que la unidad mejor regresó a esperarnos al centro del pueblo, mientras con el grupo recorrimos a pie el camino de tierra que va hasta el sitio donde se encuentra la piedra, cosa que de inmediato nos pareció más correcta en todo sentido, pues así tuvimos oportunidad de conocer mejor la región y de conversar con Adelfo, quien trabajó en las excavaciones e investigaciones llevadas a cabo por el suizo como trabajo de campo para obtener el doctorado en arqueología.

Todo fue ver la piedra con letras y retrazar los signos con los gises para comprender que sí entendíamos su significado. La serpiente radiante representaba nuestro planeta, el sol es el círculo con cuatro picos en diagonal, la luna eran los círculos concéntricos de la piedra que está a su lado, la buena cosecha la expresan el numeral cinco y el dibujo de la flor. Quien emite el enunciado son las fauces del cielo, los ancestros venerables de lo/as ben-ni-gula-zaa. Los receptores del mensaje, supusimos, fueron la gente común que tenía que trabajar la tierra siguiendo el movimiento del sol con la información que les daban los sacerdotes especializados para ello.

Luego, Adelfo nos mostró la otra piedra que también está en ese sitio, en el Llano de La Azucena, la Piedra de Estrellas. Que, como ya dijimos, creemos también haber entendido desde esa primera vez que la vimos.

En esta primera visita, Adelfo nos hizo saber de la existencia de un grupo de gente grande custodia de la lengua zapoteca de Jalieza, quienes estaban tratando de hacer un breve diccionario con palabras en esa lengua.

Regresamos a Santo Tomás cinco meses después para revisar la información fotográfica obtenida en esta primera práctica de campo, cosa que hicimos con ayuda otra vez de lo/as estudiantes de nuestros cursos de comunicación y periodismo. Lo que nos permitió confirmar nuestras interpretaciones e hipótesis, especialmente en lo referente a la Piedra de Estrellas. De tal manera, para confirmar en el sitio nuestra interpretación, regresamos a Jalieza con otra práctica profesional de campo, ahora durante la mañana del viernes 26 de marzo de 2004. En esta ocasión la presidencia municipal nos dio como guía y acompañante al señor Noé Hernández, arquitecto que se propone escribir una historia del pueblo y primo de Adelfo, quien también nos dijo todo lo que sabía sobre estas piedras y la historia y la sociocultura de Jalieza. Para esta segunda visita llevábamos más información sobre la posición de las estrellas durante la noche del 21 de diciembre, y de ese modo confirmamos nuestras hipótesis sobre el significado de la Piedra de Estrellas.

Por tercera vez regresamos a Santo Tomás un año después de la segunda visita, ahora durante la mañana del sábado 16 abril de este año (2005), en otra práctica de campo, ahora con estudiantes de los colegios de comunicación y gastronomía de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ahora nos acompañó hasta allí el señor Romualdo Hernández, hermano de Adelfo. Y así fue como tuvimos oportunidad de poner por escrito con gis sobre la piedra en cuestión los nombres de las principales estrellas que allí creemos que se representan.

En esta ocasión, el recién elegido nuevo presidente municipal de Santo Tomás, el doctor Nicéforo Mendoza Mendoza, nos visitó en donde están las piedras antiguas. Así tuvimos oportunidad de explicarle nuestra interpretación, y luego él pudo confirmar con el mapa de las estrellas nuestra lectura de la piedra con orificios. Así fue como de inmediato nos ofreció su apoyo para poder continuar con nuestros estudios y luego tuvo la gentileza de invitarnos, a las más de treinta personas que íbamos en la práctica, agua de tejate, nieve de pitaya y un trago de mezcal en la plaza mayor del pueblo. También esa vez quedamos de acuerdo en hacerle llegar cuanto antes todo lo que ya teníamos escrito sobre el posible significado de estas tres piedras con marcas de escritura humana sobre su superficie. Cosa que hicimos, lo que sirvió para que pronto nos respondiera para informarnos de las investigaciones realizadas sobre esas mismas piedras por Josef Otto, importante estudioso alemán de los petroglifos, quien, hasta donde ahora entendemos, coincide por completo con nuestras lecturas.

La foto 4-A nos deja ver, de izquierda a derecha: una parte de la serpiente de la Tierra, la cruz que marca las cinco direcciones del mundo y el cielo, el Sol, la vibración de la serpiente y el cascabel de la cola de ésta. Mientras que la foto 4-B siguiendo la misma dirección de izquierda a derecha nos deja ver: el ojo del lagarto primordial, una vibración de la buena cosecha, el numeral cinco, o sea, un nudo o atado, las fauces del cielo con sus dientes rectangulares y la flor de la buena cosecha. Y la foto 4-C: nos deja ver el cuerpo y la cabeza con fauces abiertas de la serpiente terrestre, que, así, parece envolver la piedra entera por la parte de abajo, pues su cola sale justo del otro lado.

Tal es, en fin, la lectura que hemos realizado hasta ahora de esta Piedra de Letras Antiguas de Jalieza.

Resulta interesante imaginar las condiciones en que se produjo este conjunto de enunciados sobre el trabajo de la tierra. El momento en que fue necesario hacer manifiesto el valor de observar el cielo para saber cómo repartir el trabajo del campo. Pero entonces todo se vuelve opaco. No hay suficiente información todavía para imaginar algo claro.

Son conceptos, en definitiva, religiosos. Aunque, entonces, hablan de una religión sencilla y directa. Pero con figuras fantásticas, llenas de imaginación expresiva. Entonces, es bueno establecer aquí que la religión la entendemos como un aparato ideológico, en este caso, indudablemente, de estado. Una forma total de gobierno político.

Foto 05-A

Foto 05-B

(CINCO)

En esta entrega presentamos dos fotos de la Piedra del Pie de Rayo, acompañadas por el texto que Josef Otto le dedica en la revista StoneWatch (www.stonewatch.de), allí se explica su importancia.

La gente de Santo Tomás conoce esta piedra como del Pie de Rayo porque hay toda una leyenda al respecto, donde el Rayo se enamora de la Luna y la persigue buscando sus quereres. Pero la verdad es que todavía no hemos tomado nota de ello. En realidad, nosotras acabamos de descubrir la existencia de esta otra piedra antigua e importante y estamos comenzando a estudiarla con cuidado. Ojalá alguien de por allá nos haga llegar un relato de la leyenda, para incluirlo en este informe.

Esta otra piedra antigua de Santo Tomás Jalieza se encontraba también en el campo próximo al poblado, como a medio kilómetro de las piedras de Letras y de Estrellas, ahora se encuentra en el centro del pueblo. Fue removida del sitio en que se encontraba porque durante nuestra visita de junio, que fue la primera vez que nosotras la vimos, la encontramos rota en una de sus orillas. Seguramente alguien le dio un golpe con un cincel, suponemos que para tratar de separar la huella que allí aparece. El golpe se puede ver en la foto 05-A, arriba a la izquierda. Por ello el ayuntamiento que preside el doctor Mendoza decidió llevarla al edificio de la Presidencia Municipal, para poder vigilarla y protegerla de otras agresiones vandálicas.

Algo interesante es que en torno a esta piedra se han reunido las gentes de Jalieza desde tiempos efectivamente inmemoriales. Allí han jugado y recolectado azucenas todas las generaciones que han habitado en Santo Tomás. De niños, todos allí midieron su pie, metiéndolo en el hueco de la huella, en una acción como la del cuento de la Cenicienta. Cuando nosotras estuvimos allí en junio Bella Bella, que en ese momento cumplía años, metió el pie izquierdo y resultó ser del justo tamaño de la huella, coincidiendo en estatura, peso y edad con los estudios de Josef Otto y su equipo; ahora suponemos que en cualquier momento la puede llegar a buscar un príncipe de toba volcánica, probablemente alguien como la Mole de los Cuatro Fantásticos.

Desde esa visita nos hemos enterado de que hay piedras con huellas similares en distintas poblaciones del valle central. Aunque en realidad no pudimos ver en persona ninguna de ellas. También después nos enteramos de que la investigadora inglesa mencionada en el texto de Otto encontró una huella similar a unos ciento cincuenta kilómetros de la ciudad de México; pero no tenemos más información al respecto.

Lámina 01

Lámina 02

Lámina 03

Láminas 04 y 05

Lámina 06

Lámina 07

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Lámina 09

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Lámina 11

Lámina 12

Texto de la Revista StoneWatch

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LA HUELLA DE PIE

Se trata de una placa de toba volcánica a la orilla de un camino no asfaltado. Este fue hecho hace cerca de 4 años, con fines agrícolas, para facilitar el acceso a dos reservas de agua nuevas, que se encuentran arriba del mismo.

Lámina 1. La huella de pie

¿De qué época es la huella de pie?

La condición para realizar este tipo de huella es que el material permita ser “impreso” o marcado. La consistencia no puede ser muy blanda o fluida porque se cerraría la huella, tiene que ser un poco sólida. Como base se toman los datos geológicos de esta región determinados en la publicación del “Consejo de Recursos Minerales*“: Monografía Geológico-Minera del Estado de Oaxaca, Secretaría de Comercio y Fomento Industrial - Coordinación General de Minería, Publicación M-17e; 1996:

*Esta sociedad fechó, desde un aspecto geológico y mineralógico, esta región en los años 70’s y 80’s. Tras preguntar en algunas universidades se nos informó que no había objeciones en contra de lo serio de este trabajo de fechado.

Si partimos de que la institución mencionada dató la toba entre los años 23,000 y 28,000 a. C., nos encontramos entonces en el pleistoceno / diluvial o también en la era glaciar. Ya que en la historia de la tierra, esta época es desde aproximadamente 1.8 millones de años hasta cerca de 10,000 a. C. La posibilidad de existencia del primer humanoide en esta región se puede considerar entre
los años 20,000 y 26,000.

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Las investigaciones dieron como resultado que, al pie de una peña (1,700 m SNM, C. Ticolutle, C. Piedra de Gavilán) se encuentra un trozo de piedra toba aislado con una posible segunda huella de pie, que eventualmente se deslizó. Es muy difícil reconocer su pertenencia a una capa determinada en la ladera, ya que en toda la superficie de toba se encuentran más o menos grandes fragmentos de piedra.

Es poco probable encontrar una continuación de esta huella ya que, como se dijo, la roca fue transportada como material de construcción. La toba dacitico-andesítica está muy corroída, lo cual significa que los feldespatos están oscuros
y probablemente también carbonatizados. Los granulados de cuarzo están relativamente intactos.

La pequeña selección (la prueba tomada de la piedra original fue conscientemente muy pequeña) y la falta de estratos o capas, permiten concluir que no se puede tratar de residuos de una nube de cenizas, sino más bien de sedimentos de fluidos primarios nubes de corriente de magma o secundarios corriente de escombros.

¿Porqué se encuentra esta piedra con la huella de pie todavía allí y no fue utilizada como todas las otras placas de toba volcánica?

Los habitantes del pequeño lugar y / o las primeras personas que vieron la piedra de toba volcánica con la huella de pie, no la vieron como material de construcción sino como un detalle, una impresión. ¿Quién pudo haber dejado una marca así? ¿Un espíritu bueno? Pero quién vió sus huellas, sólo pudo tratarse del diablo. El nombre un “pie del diablo” se acuñó inmediatamente. Más cuando paso esto, desde hace cuanto se le dió este nombre, no ha sido trasmitido. Los ancianos lo saben de sus ancestros, los jóvenes de ahora lo olvidarán.

Lámina 2. ¡La huella de pie, una comprobación!

El esqueleto del pie, en sí, constituye tres arcos, en una posición normal de los huesos. Dos de ellos tienen el calcáneo como puntal en común, la otra punta de estos dos arcos está formada por la lª y 5ª cabeza de los huesos del pie medio (metatarso I y V). Las cabezas de los huesos II al IV del pie medio forman el tercer arco entre las cabezas de los metatarsianos I y V. Así se origina una “construcción de arco triangular”, cuya esquina forma a la vez el armazón de apoyo del esqueleto del pie.

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Lámina 3.

Esta “construcción de arco triangular” es la condición física de partida de que se trata de una huella de pie.

Lámina 4 + 5.

La extensión de la construcción de arco triangula en la toba se aprecia aquí claramente. Así, se parte de que el material de origen, la toba volcánica, estuvo alguna vez tan blanda que se pudo realizar una huella de pie. Una masa blanda se comporta de tal manera, que cuando un cuerpo extraño entra en ella y produce una marca, parte de su propia masa se expulsa. La “expulsión” de la propia masa es resultado de la ley física de resistencia mínima. Si uno golpea, por ejemplo, con la mano extendida sobre una superficie de agua, el agua despedida sale en todas las direcciones. Si uno golpea con el hueco de la mano sobre el agua, el impacto
es mayor, ya que el agua que se escapa, se presiona primero hacia arriba en la superficie de la mano y luego hacia abajo, sólo después sale en todas las direcciones.

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La física afirma que la masa desalojada es proporcional a la masa del cuerpo que se expresa.

El pie tiene un arco cuya apertura mayor se encuentra en la parte interna del pie y en la parte externa está cerrado. Esta es la forma de un triángulo con una apertura hacia afuera y la punta hacia el interior. Si el pie se mueve de arriba hacia abajo sobre una masa blanda, ésta se moverá en una forma triangular opuesta al lugar de la pisada. Este triángulo es claro de reconocer (Lámina 4 + 5).

La huella de pie proviene de un hombre adulto, con una talla de calzado aprox. del 22 (34 en Europa) y tiene una profundidad en algunas partes de hasta 6.5 cm. No puede tratarse de un niño ya que la forma del pie se modifica según las diferentes edades. En la edad infantil, el pie es por lo general plano. Esto tiene que ver en parte con la flexibilidad del todavía esqueleto cartilaginoso y en parte con la capa de grasa en la planta. El arco se desarrolla más tarde y se marca más o menos a los 18 años.

Lámina 6.

Aquí se reconoce claramente que la huella del pie (pie izquierdo) se encuentra en una distancia real con la del derecho, que se aprecia en la orilla de la foto. La persona que se desplazó hacia adelante, ocasionó un punto frágil o quebradizo en la capa de toba con la presión del pie derecho. Al secarse y quebrarse después se demostró este como punto débil, quedando la piedra con el pie izquierdo aislada de la del derecho que rodó.

Tras recoger información con ortopedistas, algunas secciones forenses, así como material de estudio del FBI ( Federal Bureau of Investigation) con respecto a huellas de pie en lugares del crimen, no se trata de un capricho de la naturaleza sino que es 100 % seguro una pisada.

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Resumen:

Partiendo de que se trata de una pisada (todas las condiciones físicas lo demuestran), el ser que dejo su huella en ese lugar lo hizo entre el año 20,000 y el 26,000 a. C.

Los hallazgos aparentes sobre un ser humano en esta región son las Tajadores que se encuentran en los museos de Oaxaca y la Ciudad de México.

Lámina 7. Tajador. Silex rosa, Sitio del descubrimiento: Santo Tomás Jalieza

Existen otros indicios que muestran que la zona de América central se encuentra ahora en una fase en la que antigüedad recupera a la actualidad.

En la prensa mundial se puede leer casi a diario que, los descubrimientos de esta región son anteriores a lo que se les había considerado. No se trata solamente del hecho de que la manera de fechar anteriormente no era tan exacta y ahora se intenta optimizarlas con los progresos técnicos, sino de que se puede partir de que el ser humano estuvo presente antes de lo hasta ahora supuesto.

Lámina 8. Otros raspadores encontrados en la región de Tehuacan/Puebla, que se pueden ver en el museo local, se han considerado de hasta el 24,000 a. C.
arqueologia mexicana Vol.IX Núm. 52
es una publicacion bimestral que edita y publicada por Editorial Raices / Instituto Nacional de Antropologia e Historia (INAH).

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Lámina 9.

La piedra de toba que aquí se tiene, con una huella de pie que se reconoce a la vista, es real. Otras tobas similares se encuentran en los alrededores y se pueden clasificar con características semejantes. El hecho de que no se encuentre el empalme directo, ha sido explicado en este artículo.

Los analistas de petrografía: Ing. Luis E. Sánchez Rojas, Pas. José Ney Aranda Osario, Pas. Javier Zárate López e Ing. María Guadalupe Castro Rodríguez, colaboradores de la sociedad mexicana “Consejo de recursos minerales” hicieron la siguiente clasificación a la toba:

Era: cenozoico; período: terciario; época: neógeno – paleógeno, mioceno.

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Lámina 10.

Las pruebas de la toba dieron como resultado que la capa delgada enrareciera la sección Las pequeños piedras encontradas no son contundentes. La razón es lo marcado de la impresión secundaria, que puede ser resultado de la separación de los poros entre las partículas (aguas friáticas, etc.) o de la separación hidrotérmica provocada por la ascensión de los fragmentos del magma.

La toba es ceniza endurecida, con un granulado medio de 2 mm, cuando es mayor es piedra lapilli o puzolana y normalmente tiene una porosidad y permeabilidad mayores
.
Cuando minerales secundarios se separan de sustancias frías o calientes en circulación, los sedimentos se cierran y se compactan como en este caso.

Los componentes primarios, en su mayoría vidrios (basalto, fragmentos vítreos etc.) y cristales que se encuentran en la cámara de magma fundido en las profundidades (fenocristales), se modifican con el tiempo, especialmente rápido cuando las sustancias se calientan.

Se pueden reconocer marcas de fenocristales, probablemente plagioclasa. Por lo demás la roca presenta una silicificación.

Desgraciadamente no es posible reconstruir la constitución primaria ni los mecanismos de origen.

Prof. Dr. Hans-Ulrich Schmincke, GEOMAR-Forschungszentrum, Kiel (GEOMAR Centro de investigación del Mar).

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Lámina 11

Recorte de la carta geólogo-minera Zaachila E14-12 Oaxaca
Consejo de Recursos Minerales

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Lámina 12

El lugar de hallazgo del pie en la piedra de toba se encuentra en las cercanías de la población de Santo Tomás Jalieza. El área en rosa es toba no sólida.

Tuesday, September 06, 2005

Foto 06

(SEIS)

En la foto que acompaña esta entrega (una imagen de Isaac Molina, estudiante de la carrera de Comunicación audiovisual de la Universidad del Claustro de Sor Juana, tomada durante la práctica profesional de campo que realizamos en abril de este año) vemos juntas la Piedra de Letras y la Piedra de Círculos. El acuerdo entre la Tierra, el Sol, la Luna y Venus.

Fueron estos signos escritos los que nos condujeron a Santo Tomás Jalieza por vez primera. Ahora es imposible decir todo lo que nos hace escribir sobre ese lugar, para así comunicar nuestra experiencia de investigación de diez años en el valle central de Oaxaca. Porque, ahora, Jalieza conecta con todo lo que allí estudiamos, lo mismo con el sitio arqueológico de Monte Albán, donde estudiamos “a ojo” su arqueoastronomía, lo mismo que con el significado de la estela funeraria que se encuentra en el interior de la Tumba 5 del sitio de Huijazoo en el Cerro de la Campana; pero también con la conducta del grafiti hip hop en toda esa región y con la obra en cerámica de Angélica Vásquez y muchas cosas más, como por ejemplo la gastronomía de la región.

Por eso, aquí volvemos a comenzar nuestro relato, si es posible decir algo así, aquí, en la sexta entrega de este informe. Pero, bueno, hasta donde entendemos, así es como tiene que ser. Aquí hay que comenzar y volver a comenzar a cada rato, para poder llegar a donde vamos. Y de acuerdo a nuestros planes de investigación, ahora el trabajo de estudio en Santo Tomás Jalieza debe ayudarnos para entender prácticamente todas las cosas de la existencia humana… si es posible decir algo así… porque esto es justo lo que estamos haciendo ya aquí, signo por signo, imagen por imagen.

Metafísica, le dirían los filósofos. Antropología, los materialistas positivos. Y así sucesivamente, con muchos nombres. Con muchos métodos, con muchos sistemas y todo eso. Este escrito. Quiere ser. De modo que es todo menos algo en concreto, más que nada, entonces, periodismo… periodismo ilustrado mexicano… contemporáneo. Con Jalieza como metáfora del “ser”…para tratar de llegar un poco más lejos con el discurso… reconociendo dentro de la diégesis y justo de esta manera que el “ser” o “Ser” siempre será antes que nada una construcción verbal, un concepto más que nada artificial… una pura idea o metáfora verbal para tratar de explicar y poner en acción lo que más se desea, nuestra comunicación universal efectiva, nuestro acuerdo como seres humanos, al llevarnos a elevar la conciencia en el proceso evolutivo. Nuestro deseo de comprender todo en una y una en todo, nuestro deseo de unidad, deseo radical humano, deseo de la conciencia espiritual. Sin trampas ni ilusiones teológicas, para tratar de decir la verdad que todo mundo puede entender por medio de este tipo de signos y de código. Por medio de este texto-sistema.

Filosofía anti-filosófica o filosofía de la liberación. Des-filosofía. Un discurso diferente, en diagonal con respecto al canon académico y sus afueras.

Cosa difícil de transmitir con este tipo de signos tan mitológicos, las letras del alfabeto indoeuropeo. Letras muertas, letras tramposas, ruido que se ve y no se oye. Mera cábala o tradición judeocristiana de querer fundar la tradición y el saber en el rizo de uroboros (serpiente que se muerde la cola) del verbo y la palabra… Que, en los hechos, son una chispita de luz negra en la conciencia personal y colectiva de un inmenso Dios inexistente… Para pensar… Por ello recurrimos al desvío de las fotos y las imágenes iconográficas… Para pensar… Para pensar más… Sin Biblia y sin Corán… Sin guerra santa y sin santa inquisición… En libertad. Desde nuestra situación y nuestra condición, desde nuestra geografía y nuestra hora… Sin trampas ni ilusiones, sin teología y sin ideología. En busca de lo sagrado eterno. Aquí. Contigo, con ustedes, con nosotras todas. Sinceridad sin Ser, para comunicarnos la verdad.

Así. En la foto 06 vemos dos piedras labradas con signos prehispánicos. Una escritura otra, diferente a la nuestra. Más visual, menos abstracta. E igual de poética. Aunque, entonces, brilla su capacidad de síntesis y su poder sinergético. Pero, bueno, tal como deja entender Jorge Luis Borges en El Zahir, tal capacidad de síntesis y sinergia la puede tener cualquier objeto sígnico, aunque tienda a concentrarse ahora en los objetos moneda.

Sí. Es importante el estudio sistemático del pasado prehispánico de México. Pero también es importante prospeccionar el futuro de quienes aquí estamos conviviendo ahora como país. La verdad de este momento histórico demanda abandonar las especialidades como frontera o cubículo de encierro, hay que arriesgarse a pensar todo junto una vez más, tal como debe ser para estar en la realidad donde todo está. Sí. Es bueno concentrarse en un objeto, para confirmar que se tiene contacto con lo real concreto… este universo in-finito de cosas… El Ser… que siendo una sola contiene dentro de sí todas las cosas posibles. A fin de terminar olvidando esta bella ilusión griega de que todo cabe en un solo verbo, sabiéndolo acomodar, como nos hizo creer Parménides.

Olvidar El Ser, así, según el poeta Jacques Derrida, significa recordar El Ser. Y olvidar recordando y recordar olvidando es el punto de arranque del discurso de la liberación, que, entonces, significa de(s)construir la metafísica de Occidente. Salir del encierro fascista en la jerga filosófica de Heidegger, por ejemplo, tan de moda entre la “gente bonita” o “Beautiful People” del momento actual. Para tratar de pensar de verdad por cuenta propia, sin mucha bibliografía y sin pies de página.

Tal como nos hacen pensar las piedras antiguas de Jalieza.

Hay que unir el cielo con la tierra y quienes la habitamos. Saber leer la conducta de la materia universal, la energía que ni se crea ni se destruye y todo el tiempo se transforma, fluyendo en apariencia de cero a todo y de todo a cero, indefinidamente, todo el tiempo, en todas partes.

Rara escritura. En estas dos piedras con escritura simbólica explica el sentido de la otra piedra que está ahí, la tercera piedra, la Piedra de Estrellas, un texto con una figura analógica del modo como se ve el cielo de una noche del año. La noche que en Occidente marca el inicio de la estación de invierno, la más fría y seca para la Oaxaca donde están las piedras.

Nosotras pensamos que, de ser zapoteca, esta escritura muestra un momento, ya, de decadencia dentro de esta civilización. Comparadas prácticamente con todas las demás piedras labradas por la gente ben-ni-gula-zaa, estas tres resultan muy burdas y simples. Sin embargo, la de Estrellas resulta entonces inquietante, conmovedora, trascendental. Porque habla de un saber científico sobre el movimiento del universo. Al mismo tiempo que constituye todo un poema sobre el sentido de la vida humana, donde saber cuidar el movimiento del cielo resulta una tarea imprescindible, decisiva. Ya que así se entiende mejor nuestra condición existencial, tan nada y tan intensa a la vez, cosa paradójica, trágica, sublime.

Leemos un mensaje sencillo. Cómo trabajan los ciclos del cielo para que haya vida, así deben trabajar los humanos para sobrevivir, y entonces hay que desear lo mejor para todos. Hay que desear que el trabajo tenga sentido, hay que desear que los ciclos con que se teje la existencia humana constituyan de verdad un signo, un enunciado, una idea con legítimo sentido, una idea en verdad digna de ser pensada por todo mundo. Saber sobrevivir. Saber estar en el mundo. Saber cuidar de la existencia humana.

Esto estudiamos de este modo, como aquí vamos contando.

Entonces, si las primeras huella de la gente ben-ni-gula-zaa en el valle provienen de hace unos cinco mil años, y si la hora clásica de esta civilización y sociocultura ocurrió entre los años 200 y 900 de nuestra era, entonces casi no hay duda que estas tres piedras antiguas de Jalieza (la de Letras, la de Círculos y la de Estrellas) fueron labradas entre 1200 y 1500, probablemente. También todo hace pensar que fueron originalmente labradas allí donde se encuentran ahora, quizá junto con una cuarta piedra, que ahora se encuentra en el mercado de artesanías de textiles en el centro del pueblo, tal como supone el equipo de investigación de Josef Otto. Una piedra rota hoy día, es decir, incompleta, donde sospechamos había un mensaje sobre el respeto a quienes gobiernan al pueblo con la bendición de los jaguares, la élite, entonces todavía legitimada en tanto zapoteca.

La primera estratificación de la historia de la gente ben-ni-gula-zaa la realizaron durante la primera mitad del siglo pasado Alfonso Caso e Ignacio Bernal, a partir de la información arqueológica aportada por la cerámica. Todo lo ordenaron a partir de Monte Albán. Después, durante la segunda mitad del siglo XX, Marcus Winter hizo un nuevo planteamiento, tomando en cuenta información arqueológica proveniente de todo el valle central. Según este esquema, la primera etapa histórica de los ben-ni-gula-zaa se denomina Danibaan y va del 500 al 400 a.e. Que es cuando, después del periodo de las aldeas o formativo, comienzan a vivir en ciudades, en este momento es cuando termina de configurarse lo que será su escritura. A continuación viene la etapa denominada Pe, que va del 400 al 100 a.e. En esta etapa se inicia el poblamiento y construcción de lo que ahora conocemos como la gran ciudad de Monte Albán. Luego viene la etapa Niza, del 100 a.e. al 200 n.e. Que es el momento donde se construyen los primeros grandes edificios de Monte Albán, es decir, el conocido como de Los Danzantes y el de El Observatorio, sitios donde aparecen piedras labradas con signos de escritura. Sigue una etapa de transición, Pitao, del 200 al 500, hora en que se da plena forma a la plaza central y las plataformas norte y sur. Para que llegue la hora crucial o decisiva, Xoo, del 500 al 800, hora de máximo esplendor de la gente ben-ni-gula-zaa. En este momento la población de la ciudad, extendida por todo el valle central, llega a contar con más de cien mil habitantes. Y cuando la gran Monte Albán comienza a ser deshabitada, por razones todavía difíciles de precisar, es en la etapa denominada por Winter como Liobaa, que va del año 800 al 1200, es en este momento cuando llegan diversas invasiones extranjeras al valle central, la llamada ñuiñe y la mixteca, por ejemplo. Y la última etapa prehispánica de la región se conoce como Chila, que va del 1200 al 1500, y es cuando llega, primero, la conquista mexica, y al final del siglo XV la española. Aunque, bueno, en realidad esto de “conquista” resulta bastante discutible si se revisan las fuentes con cuidado.

En la vara de mando que aparece labrada en la cuarta piedra del Llano de la Azucena, o sea, la Piedra del Jaguar, nosotras queremos ver inscrita la figura de una azucena, bella y perfumada florcita blanca que crece por allí en grandes cantidades durante la primavera y el inicio del verano. Razón suficiente para que ese llano lleve por nombre, como quiere don Nicéforo Mendoza Chávez: “Llano de la Azucena” --así, en singular. Un sitio de fiesta para el pueblo de los comunes, o sea, la gente de a diario, que así manifiesta su acuerdo de comunidad trabajadora con el pueblo de los superiores, o sea, la élite, la gente que gobierna. Pues, según lo que vemos allí escrito en las cuatro piedras, así es como lo piden las estrellas y su espíritu supremo. Que haya armonía entre quienes trabajan por la consecución de los mantenimientos y quienes trabajan la trama de la comunidad, entre quienes son el pueblo y quienes toman asiento sobre petates tejidos. Un acuerdo necesario para sobrevivir con sentido. Entender lo que significa gobernar y ser gobernado/as. Cosa, en realidad, difícil de entender… ¿cómo tiene que ser la sociedad de los mortales?

En fin, según nuestro análisis iconográfico e iconológico de lo escrito en la Piedra de Letras, creemos que ésta fue labrada ya cerca de la llegada de los españoles al valle central, es decir, durante el siglo XV.

¿Por qué lo creemos así?

Uno. El Sol que allí aparece inscrito parece de procedencia mixteca. Hemos encontrado uno muy parecido en las ofrendas de oro que halló Alfonso Caso en la Tumba 7 de Monte Albán. También es fácil encontrar muchos soles de este tipo en los códices de procedencia mixteca, especialmente el Vindobonensis, donde figuras con este tipo de dibujo representan a la divinidad solar mixteca (iha Ndikandii), de acuerdo a la interpretación de Ferdinand Anders, Maarten Jansen y Gabina Aurora Pérez Jiménez. De hecho, esta forma de representa al sol iconográficamente no es propia de la escritura zapoteca antigua.

Dos. La Serpiente de figura escalonada y con radiaciones tampoco parece ser de origen zapoteca clásico. Más bien es un signo propio del posclásico tardío. No queremos pensarla ni nombrarla como “Quetzalcóatl”, porque este concepto nos parece sospechosamente cristiano y conquistador, más que nada una imposición de los españoles. Por eso, porque es pura ideología europeizante, es por lo que nosotras creemos que ahora tiene tanto éxito esto de nombrar Quetzalcóatl a todas las serpientes prehispánicas, porque en realidad nada más es un concepto que conecta muy fácilmente con el orden mitológico de Jesucristo y la teología de la miseria. Aquí, en el signo de serpiente inscrito en la Piedra de Letras, nos llama la atención que sea una víbora de cascabel y que su cuerpo parezca recorrer la parte inferior de la piedra. Hasta ahora sólo hemos encontrado un signo parecido dentro de la iconografía maya tardía, donde refiere al planeta Tierra, básicamente como fuente viva de los mantenimientos humanos.

Tres. También el concepto Cinco Flor parece ser de procedencia posclásica tardía, un concepto más que nada mixteca y/o mexica. Por cierto, un raro concepto, pues, igual que con las buenas cosechas este signo nominal conecta con cuestiones orgiásticas y prohibidas por los españoles. Por ejemplo, el número cinco, que en náhuatl se dice “macuilli”, entre muchas cosas quiere decir “a manos llenas”, “completez humana” o “buen trabajo manual”. Refiere al trabajo de los artistas o toltecas, primero; pero luego a todas las formas posibles de trabajo bien hecho. Ya en forma metafórica amplia, Cinco quiere decir “Unión”, lo mismo que “Centro”. Son, de principio, los cinco dedos de la mano, una medida clave para la cosmovisión mesoamericana; pero también para la simbólica universal. Algo así como un arquetipo jungueano, pero, ya entonces, uno muy consciente y claro. En la sociocultura mesoamericana con características mixteco-mexicas se le relaciona con los cuervos y con la diosa Tlazolteotl, diosa de la basura o de la inmundicia, la Venus o Afrodita de los mexica. También el número cinco representa el centro del mundo, el punto en que se cruzan y unifican los cuatro puntos cardinales. Por eso constituye una medida calendárica fundamental, señala la duración de una semana o “cocijo”. De tal manera es posible sospecha que en ese lugar de Jalieza que la gente antigua llamó Cinco Flor o Cinco Azucena ocurrían fiestas paganas de la fertilidad, danzas y amores, cantos y besos. Cerca de Jalieza, del otro lado de los cerros, al noreste del pueblo, hay un sitio arqueológico que hoy día así se denomina: Macuilxóchitl o Cinco Flor, aunque sitios con ese nombre hay realmente por todas partes donde llegó la sociocultura mexica. Por otra parte, en lo que conocemos como Calendario Azteca, la Flor corresponde al último de los veinte días sagrados, es el día que cierra el ciclo de la veintena. Significa belleza y plenitud, cumplimiento, lo mismo que gran goce u orgasmo. Es un símbolo de la vida plena.

Cuatro. Las demás figuras que integran el enunciado subordinado complejo de estas dos piedras antiguas corresponden a las socioculturas mesoamericanas en general, aunque lo que denominamos fauces del cielo es propio de la civilización zapoteca. Sin embargo, la forma en que aparecen dibujados y labrados es anormal. Por ejemplo, las fauces del cielo aparecen dos veces, cosa inusual en las estelas clásicas. Quizá refieren también al orden del Misterio o “Xicani”, un orden relacionado íntimamente con el juego de pelota, lo mismo que el Ojo del Lagarto de los Orígenes. Pero no hemos podido localizar la traza de ningún juego de pelota en toda la zona arqueológica de Jalieza.

Cinco. La Piedra de Círculos es la más enigmática en términos de escritura. Igual puede representar a la Luna que a Venus. Pero, ya en tal caso, estos círculos concéntricos también pueden significar que la Tierra es redonda y que gira en torno al Sol, lo mismo que los planetas como Venus giran en torno a la gran estrella del cielo.

¿Cómo realizamos estas interpretaciones?

Primero que nada, analizando todo el material que existe inscrito en piedras de la civilización zapoteca. No es en realidad mucho, quizá no llegan a ser más de mil textos los efectivamente existentes. Apenas lo suficiente para tramar un código de interpretación. Casi siempre estelas con muy poca información, nombres, fechas, lugares, unos cuantos gestos, en su mayor parte deseos ideológicos de los gobernantes, ilusiones y esperanzas de la élite, nada más.

También tomamos en cuenta lo poco que se puede encontrar de escritura de este tipo en la cerámica y en otros objetos arqueológicos. Después de todo, no hay códices zapotecas.

Luego, como una fuente secundaria, contamos con las también pocas crónicas españolas de la conquista militar y espiritual del valle. Donde prácticamente nada se dice o explica sobre la escritura y el pensamiento de la civilización ben-ni-gula-zaa.

Del mismo modo hemos recurrido, en tercer lugar, a todos los diccionarios que hemos podido localizar, tampoco es mucho, sobre todo si consideramos que el zapoteco clásico se movió del valle central al istmo hace cosa de quinientos años. Hoy día existen muchas variantes de zapoteco y muy pocas coincidencias esenciales.

Por último, recurrimos a la información que aportan los habitantes actuales del valle, también muy poca, pues al menos durante los últimos cien años la tendencia fue olvidar las culturas y lenguas prehispánicas, consideradas como idólatras y retrógradas por los maestros de primaria y los curas.

Sin embargo, para hacer nuestras interpretaciones nos sometemos al método más riguroso posible, trabajando con parsimonia científica, tratando de justificar con ejemplos y fundamentos semióticos cada interpretación, buscando que estas lecturas sean confiables y sostenibles en todos sus puntos, solicitando que otras personas las validen desde sus propias investigaciones y experiencias. Para ello hemos tratado de entrar en contacto y diálogo con quienes estudian con sistema la historia antigua de Oaxaca: arqueólogos, antropólogos, epigrafistas y sociólogos. Razón porque hemos asistido a las últimas dos Mesas Redondas de Monte Albán, organizadas por la doctora Nelly Robles, directora del sitio arqueológico de Monte Albán. También en este sentido nos han resultado de gran valor los apoyos dados por el antropólogo Eduardo López Calzada, director del Centro INHA de Oaxaca. Y ya en los hechos, más que fundamental ha sido el aporte de los custodios de los diversos sitios arqueológicos y museos del valle central, más el apoyo y la curiosidad de las autoridades municipales de muchos de sus poblados.

Así, quienes a nuestro entender más han aportado para el desciframiento de la escritura zapoteca antigua son Alfonso Caso (Las estelas zapotecas, 1929) y Javier Urcid (Zapotec Hieroglyphic Writing, 2001). De sus textos depende en buena parte nuestra hermenéutica de las piedras de Jalieza. Poco más es lo que se ha agregado al estudio de esta escritura antigua.

Siguiendo con nuestras interpretaciones, nos llama mucho la atención que este enunciado de las piedras antiguas de Jalieza no tenga ninguna referencia clara al culto por los ancestros venerables, tan propio de la gente ben-ni-gula-zaa. Por ello decimos que es un enunciado de carácter “popular” y “tardío”.

Que los signos puestos en juego parecen provenir de diferentes códigos socioculturales también lo consideramos razón suficiente para considerar estas piedras como un producto tardío. No hay pruebas hermenéuticas de que los signos de diversas culturas se mezclen antes de que estas culturas se desarrollen en forma completa. Más bien, la tendencia es la contraria, cuando los signos se mezclan es en las fases terminales de las socioculturas que los producen.

Total. Este enunciado epigráfico de las piedras antiguas de Jalieza nos habla de sociedad y buen gobierno, de usos y costumbres, de tradición y ciencia política. Cuestiones cruciales para la existencia humana, pues hacen pensar en la buena política, entendida ésta como un conjunto de procesos y relaciones armoniosas entre todas las fuerzas del cosmos, teniendo a la experiencia humana como su centro simbólico.

Entonces, aún queda la posibilidad de que la escritura de estas piedras no sea tan antigua como parece. Quizá sean producto del pensamiento neoindigenista que emerge de la independencia de México, en la segunda mitad del siglo XIX. Un intento de retomar antiguas tradiciones y costumbres. Pero resulta difícil de aceptar. Más difícil aún pensar que sean una creación del siglo XX, pues creemos que alguien tendría noticia de ello.

Nuestro deseo es que, entre todos los seres humanos vivos del planeta, cada vez funcione mejor la buena política comunitaria de que hablan estas piedras antiguas de Jalieza. Una política más justa y equitativa, más democrática y generosa, un mejor acuerdo de existencia entre los de arriba y los de abajo. Para todo mundo en todo el mundo, ahora mismo y siempre. Una utopía, si se quiere, pero digna de ser pensada todo el tiempo.

Por eso nos interesa conocer mejor la vida real de la comunidad de Santo Tomás. Una comunidad, en definitiva, excepcional. Muy diferente a la de nosotras tres en cuestiones decisivas, por su forma de no ser ni urbana ni exactamente agraria al mismo tiempo, mientras que se globaliza a través de los efectos de los medios de comunicación colectiva, como ocurre con la mayor parte de las comunidades del planeta. Allí, en Jalieza, se rigen por usos y costumbres para elegir a sus gobernantes, de tal manera se evitan una infinidad de contradicciones de nuestra democracia tardo-capitalista; aunque, suponemos que a cambio de ello reproducen muchas contradicciones del orden feudal o caciquil. Pero apenas comenzamos a estudiar estas cuestiones. Necesitaremos de más tiempo para poder opinar con cierto conocimiento real de lo que ocurre.

Buen gobierno, tradición e innovación. Suma de la historia. Problema de la historia. De eso trata mucho de este informe. Historia. Nuestra historia, la historia de nosotras tres y la de Santo Tomás Jalieza, la del valle central de Oaxaca y la de México y todo el mundo, toda la historia, con todas las historias. Cuando todo parece dejar de ser local, sin llegar a ser de verdad global, y viceversa. Nuestro tema, la historia como cambio y el cambio como historia, nuestra preocupación, nuestro informe. Este enredo de imágenes en que debemos pensar todo el tiempo, de alguna manera, para pensar con sentido, lo global y lo local, lo propio y lo ajeno. Más lo que a ustedes les interese agregar a nuestra reflexión.